lunes, 17 de marzo de 2014

Por qué educar sin castigos ni recompensas

"Un castigo es una herramienta de modificación de conducta. ¿Qué quiere decir esto? Más allá de lo que quiera decir a nivel psicológico o pedagógico, el hecho de que sea un medio para conseguir un fin es muy importante. Es decir, por mucho que nos intentemos convencer de lo contrario, un castigo no es el resultado de una mala acción, sino que es una acción que se realiza con el objetivo de conseguir un resultado; no es un porque, es un para qué". 

Después de la excelente introducción de Nuria Otero, que he traído desde "Criar sin Castigar", quiero compartir un texto con vosotr@s donde se habla sobre la educación sin castigos ni recompensas, en la línea del libro "Educar sin castigos ni recompensas" de Jean Philippe Faure (aunque no del mismo, ya que actualmente está descatalogado)
El texto que os traigo a continuación está publicado en el libro "Disciplina Positiva", de Jane Nelsen (un libro que recomiendo muchísimo), y ella a su vez lo cita de "Punished by rewards" de Alfie Konh.

"El castigo y las recompensas no son motivadores eficaces...
Las recompensas y los castigos se pueden reemplazar involucrando a los niños respetuosamente en la averiguación de sus posibilidades"

Sobre las recompensas:

Los descubrimientos más inquietantes apuntan que las recompensas y las puniciones en el mejor de los casos son inútiles y en el pero destructivas, cuando se trata de ayudar a los niños a desarrollar valores y habilidades. Lo que los premios y los castigos producen es inmediata sumisión. Nos proporcionan obediencia. Si esto es lo que pretendemos cuando decimos que "funcionan", entonces si, funcionan.

Pero si estamos preocupados por la clase de personas en las que se van a convertir nuestros hijos, no se puede acortar el camino. Los valores positivos se han de forjar desde el interior. Los elogios, los privilegios y los castigos pueden cambiar el comportamiento durante un instante, pero no transforman a la persona, o al menos no de la forma que deseamos. Ningún tipo de manipulación del comportamiento ha ayudado jamás a un niño a desarrollar el compromiso de convertirse en una persona responsable y cuidadosa. Los premios hacen que el niño deje de hacer cierta cosa cuando se le deja de recompensar por ello.

Sobre las puniciones:

Nos convencemos de que no sólo estamos imponiendo nuestros deseos, sino que estamos enseñando a nuestros hijos lo que sucede cuando se comportan mal, y el modo de prevenir su mal comportamiento en el futuro. Además, nos vemos a nosotros mismos como administradores de la clase de justicia más elemental: si ha transgredido la norma, el niño debe ser castigado.

La primera razón fundamental es defectuosa; el castigo enseña sobre el uso del poder, no sobre cómo o por qué se debe portar bien. El compromiso de castigar a los niños refleja el temor de que el fracaso de nuestra respuesta signifique que siga comportándose de forma inadecuada.

Desde mi punto de vista, existen dos maneras diferentes de reaccionar ante la conducta inapropiada de un niño. Por un lado, imponer una consecuencia punitiva; por otro lado, saber ver la situación como un momento óptimo para enseña, una oportunidad para educar o para resolver problemas conjuntamente. Aquí, la reacción no es: "Te has portado mal, verás lo que te voy a hacer", sino "Algo no va bien, qué podemos hacer para arreglarlo?"

Desde Crianza Positiva, os dejo con estos 5 criterios basados en la 'disciplina positiva' de Jane Nelsen, que aboga por eliminar el castigo y defiende la disciplina basada en el respeto:
  • Firme y amable al mismo tiempo, es decir basada en el respeto mutuo.
  • Crea en el niño un sentido de conexión y pertenencia.
  • Es efectiva a largo plazo.  No se enfoca en el castigo, sino es mucho más profunda, porque se preocupa por los pensamientos, sentimientos, apredizajes y decisiones de los niños.
  • Enseña habilidades sociales y de vida, tales como el respeto, la cooperación, la empatía y la autodisciplina, entre otras habilidades.
  • Enseña a los niños a usar su poder constructivamente y a descubrir que son capaces de influir en su propia vida. 
Para terminar, os dejo con un excelente vídeo que explica un poco mejor qué significa apoyarse en los castigos y las recompensas a la hora de educar y nos hace reflexionar sobre lo que pretendemos conseguir (y lo que conseguimos en realidad) si utilizamos esas herramientas disciplinares:

"Educar sin castigos ni recompensas no quiere decir CAOS."
"Cómo poner límites sin castigos ni recompensas"




Por último, algunos enlaces interesantes:

 
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