viernes, 8 de marzo de 2013

Leches de continuación (Fórmula infantil)



Esta página apoya fielmente la LACTANCIA MATERNA, pero para las mamás que deis biberón es interesante conocer que la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) hace frecuentemente estudios sobre productos que están en el mercado y los analizan, para comprobar que cumplen con las normativas/publicidad que incorporan. Analizaron las LECHES DE CONTINUACIÓN y llegaron a la conclusión de que (siempre después de la lactancia materna), ES MAS BENEFICIOSO CONTINUAR CON LA LECHE DE INICIACIÓN (1) QUE PASAR A LA LECHE DE CONTINUACIÓN (2) y que, después de ésta, es mejor pasar a la leche convencional de vaca que a la número 3 o "de crecimiento".

Decepcionantes
Nos las venden casi como imprescindibles para el desarrollo de nuestros hijos. Sin embargo, tras un análisis de las principales marcas del mercado, comprobamos que las leches de crecimiento no son necesarias.
La leche es fundamental en los primeros estadios de crecimiento del niño. El aporte de calcio que proporciona es muy importante para su desarrollo. De hecho, es el único alimento que pueden tomar los recién nacidos. Idealmente será leche materna; y en su ausencia, leche de inicio (hasta los seis meses), seguida de leche de continuación (de seis a doce meses), leches especialmente tratadas para la alimentación del bebé. Luego, una vez cumplido el año, el organismo del niño ya está preparado para asimilar una dieta variada que incluya la leche de vaca.
Hace pocos años apareció un nuevo tipo de leche infantil, llamada de crecimiento, enriquecida con vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales. Recomendada para niños de uno a tres años, nos la presentan como una leche de transición entre la materna y la de vaca. Hoy en día la encontramos fácilmente en el supermercado o en la farmacia junto a la oferta más corriente de fórmulas de inicio y de continuación.
Pero, ¿sabemos cuáles son las características que, en teoría, la hacen tan recomendable para nuestros hijos? A lo largo de este artículo, conoceremos las luces y sombras de este alimento recién llegado a los hogares.

Demasiadas calorías
De todas las leches de crecimiento que podemos encontrar en el mercado, hemos sometido a estudio las más habituales. En total han sido seleccionadas 19 marcas, 12 líquidas y 7 en polvo. En el análisis comparativo se han incluido aquellas presentaciones que mezclan la leche con cereales, frutas o cacao.
Empecemos por el principio: la leche, sea de vaca o de otro tipo, contiene hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas y minerales. La proporción de estos elementos diferencia una de otra... pero ¿hasta qué punto?
- Lo primero que nos ha llamado la atención es el alto valor energético de la leche de crecimiento respecto a la de vaca. En algunos casos, es más de tres veces superior. Un niño de estas edades debe consumir unas 1.400 Kcal al día. Con tres vasos de leche de vaca alcanza el 13% de la energía diaria necesaria. Sin embargo, si empleamos la de crecimiento para proporcionarle la misma cantidad de leche (3 vasos) el porcentaje de calorías ingerido es del 32%. Estas diferencias son muy apreciables y se deben tener en cuenta para no sobrealimentar al niño.
- El único azúcar que existe en la leche es la lactosa. La presencia de otros azúcares contribuye claramente a ese elevado valor energético de la leche de crecimiento. Además, no ayudan al niño a la hora de adquirir pautas correctas de alimentación.
- En cuanto al contenido proteico, en algunas marcas los valores son ligeramente más bajos que en la leche de vaca. Es cierto que en la materna ocurre lo mismo debido a que el riñón del niño, menor de un año, no está adaptado para asimilar una mayor concentración de proteínas. Sin embargo, a partir de esa edad ya no hay ningún motivo para que sea así. Destaca, no obstante, Puleva cacao, que tiene un porcentaje muy parecido al de la leche de vaca.
- Los contenidos en materia grasa son adecuados en la totalidad de las muestras. En todas son muy parecidos a los de la leche de vaca entera. Sólo Nutribén tiene valores algo más bajos, sin que haya motivos para ello. No resulta tan similar el perfil de grasas, es decir el tipo de ácidos grasos. El contenido en grasas saturadas es muy inferior al de la leche de vaca, salvo en Hero Baby junior, Milupa cacao y Pascual. Sin embargo, las monoinsaturadas y poliinsaturadas (estas últimas son fuente de ácidos grasos esenciales) aparecen en mayor proporción que en la leche tradicional.

No al azúcar
Otro punto importante para la salud de nuestros pequeños es el contenido en azúcares. Como hemos visto, el único que existe en la leche es la lactosa. También presente en la de crecimiento, aunque generalmente en mayor cantidad que en la leche de vaca para asemejarse a la materna, no se encuentra, sin embargo, sola. Le acompaña otro azúcar, la sacarosa o azúcar común, claramente inútil y cuya presencia es, además, inadecuada en la leche.
La hemos detectado en más del 60% de las marcas analizadas. Tomando como referencia los valores de azúcar de la leche de vaca y de la materna, varias muestras presentan cantidades muy superiores. Marcas como Puleva cereales, Puleva cacao o Milupa cacao obtienen, en este sentido, valoraciones muy malas.
Además, el sabor dulce que la sacarosa proporciona a la leche no contribuye a crear buenos hábitos alimentarios al niño. Cuanto menos se acostumbre a ella, mucho mejor.

Vitaminas de más
La leche es una fuente de minerales esenciales para el desarrollo físico y mental del niño. Hemos comparado los contenidos de varios de estos elementos con los que hay en la leche de vaca. El más importante es, sin duda, el calcio. Salvo en una muestra, Nestlé crecimiento con cereales, que presenta un contenido mayor, los niveles son parecidos a los que puede tener la leche tradicional. En cuanto al fósforo, que permite la asimilación del calcio, los valores son similares, si bien algunas marcas tienen contenidos algo menores. Es el caso de Almirón, Aptamil, Miltina, Nestlé crecimiento, Nestlé cereales y Nestlé frutas. Sin embargo, la relación entre fósforo y calcio, tan importante para la correcta absorción de éste, no se cumple en la mayoría de las marcas analizadas.
En cuanto a la presencia de vitaminas, no hemos encontrado deficiencias. Al contrario, todas las marcas de nuestro análisis tienen una cantidad superior a las de la leche de vaca.
Sin embargo, los aportes extra no son necesarios para una alimentación adecuada. No olvidemos que a partir de un año el niño ya toma todo tipo de alimentos. Por lo tanto, todos estos nutrientes pueden ser incorporados en la dieta diaria a través de las frutas, verduras, carne, pescado, huevos, cereales y, por supuesto, la propia leche de vaca.
Por tratarse de un alimento infantil, los criterios microbiológicos deben ser exhaustivos. Aún así, no hemos detectado microorganismos en ninguno de los productos de nuestro análisis. Podemos afirmar que las normas de higiene se cumplen perfectamente en todas las muestras analizadas.

Dieta variada y equilibrada
Las conclusiones finales de nuestro análisis son bastante decepcionantes y pocas leches se salvan.
Especialmente inaceptable nos ha parecido la presencia de sacarosa, que ha marcado negativamente la calificación global de los productos que la contienen.
Si ponemos en una balanza los supuestos beneficios de la leche de crecimiento y sus claras desventajas, vemos que, realmente, no son necesarias.
La mejor opción es una dieta variada y equilibrada, en el supuesto de un niño sano. Sólo si existe algún problema de inapetencia se recomienda tomar este tipo de leche. Por supuesto, siempre después de consultar al pediatra para descartar cualquier otro problema en la salud del niño.

No hay Compras Maestras
Como ya hemos visto, este estudio comparativo nos ha descubierto la inutilidad de las leches de crecimiento. Incluso tienen aspectos lo bastante negativos como para no recomendarlas más que en casos muy concretos. Por lo tanto, esta vez no podemos ofrecer una Compra Maestra.
Cuando sea necesario tomar este tipo de leche, recomendamos cualquiera de las que tenga valoración superior a aceptable en su calificación global. Aunque insistimos en que debe ser el pediatra el que lo aconseje.


Además, el pediatra Carlos González, en su libro "Mi niño no me come", también habla sobre este tema:
La leche de continuación es un invento comercial sin apenas uti­lidad práctica. En Estados Unidos, la Academia Americana de Pediatría recomienda dar, a los bebés que no toman el pecho, la misma leche durante todo el primer año. La OMS también opina que las leches de continuación son innecesarias.
¿Para qué se inventaron, entonces? Muy sencillo. La ley pro­hibe, en muchos países (incluido España), hacer publicidad de la leche de inicio. Pero la mayoría, por desgracia, no prohiben la publicidad de la leche de continuación. Así que para los fabri­cantes es ideal disponer de dos leches con el mismo nombre, que sólo se diferencien por el numerito.
La principal utilidad de las leches de continuación, según la ESPGAN, es que son más baratas. Como la leche artificial es cara, las madres con menos recursos que dan el biberón pueden sentirse tentadas a introducir antes del año la leche entera de vaca, lo que no sería muy conveniente. Una leche que, sin ser tan adap­tada a las necesidades del niño como la de inicio, saliese más bara­ta, podría resultar útil.
¿Sin ser tan adaptada? En efecto. La leche de vaca tiene un exceso de proteínas, más del triple que la leche materna. Éste es uno de sus mayores peligros; un bebé no puede metabolizar una cantidad tan grande de proteínas, y puede enfermar gravemente. La fabricación de la leche artificial consta de varios pasos, uno de los cuales es quitar la mayor parte de las proteínas. No es fácil quitarle las proteínas a la leche. Si no hay que quitarle tan­tas, resulta más fácil de fabricar y, por tanto, más barata. La ESPGAN parece creer que la diferencia de precio será sustancial; pero, al menos, en España la diferencia para el consumidor es muy pequeña.
No es que la leche de continuación sea mejor para los bebés mayores. Es peor que la leche de inicio, porque está menos adap­tada. Pero los bebés mayores tienen capacidad suficiente para metabolizarla y la pueden tolerar. Naturalmente, la publicidad de la industria láctea intenta darle la vuelta a la tortilla y vender la leche de continuación como «enriquecida en proteínas para cubrir las necesidades en aumento de su hijo».
¡Menuda tontería! Las necesidades de proteínas de los niños disminuyen a medida que crecen,10 desde más de 2 g por kilo de peso y día al nacer hasta 0,89 entre los seis y nueve meses, y 0,82 entre los nueve y los doce. Un niño de 8 kg necesita 7,12 g de proteínas al día, que puede obtener con 790 ml de leche mater­na (una ingesta totalmente razonable), o con 550 ml de leche de inicio (en la leche de inicio siempre dejan un poco más de pro­teínas de las que tiene la leche materna para intentar compensar su peor calidad).
El mismo niño, tomando 500 ml de leche de con­tinuación, recibiría 11 g de proteínas, mucho más de lo que nece­sita... y eso sin contar las proteínas de los cereales o del pollo que pueda comer.
No se deje engañar por la publicidad; el exceso de proteínas en la leche de continuación no es ninguna ventaja para su hijo, sino sólo un desecho industrial.

Por último, también merecen mención los yoghures "Mi primer Danone"... que vienen a ser exactamente lo mismo. En la web BEBES Y MAS podeis encontrar más info.


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    1 comentarios:

    Analia dijo...

    Gracias por la información, es verdad que no es de mucho conocimiento que conviene, después de la lactancia materna, empezar antes por las leches de inicio antes que la leche de continuación, de hecho, yo no lo hice así porque no lo sabía en su momento :(

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