domingo, 30 de diciembre de 2012

La placenta



¿Qué es y qué hace la placenta?

Justo al principio del embarazo, el huevo está envuelto por una capa de células llamada trofoblasto: es la futura placenta. Estas células, que garantizan la nidación del huevo en el útero, se introducen en la mucosa uterina. Allí proliferan y producen múltiples brotes.


La placenta, del latín 'torta plana', tiene un papel protagonista en el embarazo, ya que su función es mantener con vida al bebé. Su mayor parte, la derivada del trofoblasto (ver abajo), se desarrolla de las mismas células provenientes del espermatozoide y el óvulo que dieron desarrollo al feto. La placenta humana comienza a formarse en la segunda semana de fecundación y se considera que ha adquirido su forma definitiva alrededor del tercer mes, cuando sigue extendiéndose, creciendo y engrosándose, pero ya está delimitada. Está formada por un componente materno (que es una transformación de la membrana uterina) y otra parte de origen fetal (trofoblasto), y su función es poner en relación de contigüidad la sangre de la madre y del feto (actúa como un agente de transferencia, el cual ayuda a llevar a cabo la transferencia de oxígeno y de nutrientes de la sangre materna hacia los vasos sanguíneos del bebé).


Es un órgano temporario (temporal) que se forma dentro del útero durante el embarazo y que transfiere oxígeno y alimentos nutritivos al bebé mientras se encuentra en el útero de la madre. La misma ayuda a filtrar el exceso de desperdicios que se van formando durante los tres trimestres del embarazo, como el dióxido de carbono. Usualmente conocida como secundinas (placenta y membranas que envuelven al feto), la placenta está conformada por las mismas células que forman al bebé.

La placenta es plana y tiene forma de crepe o torta, y tiene dos lados: un lado (conocido como lado materno o placa basal), el cual está firmemente unido a la pared interna del útero; el otro lado (el lado fetal o placa coriónica) se encuentra posicionado enfrente del bebé y le proporciona alimentos y nutrientes a través del cordón umbilical.


La placenta también ofrece apoyo hormonal durante todo el transcurso del embarazo. La misma libera estrógeno, progesterona, y gonadotropina coriónica humana (hCG) en el torrente sanguíneo de la madre. Es expulsada minutos después del parto, momento que recibe el nombre de alumbramiento.
Normalmente el alumbramiento se produce entre los 10-30 minutos posteriores al nacimiento del bebé, aunque puede tardar 2, 3 o 4 horas en salir sin implicar riesgo de hemorragia (Michel Odent habla incluso de 28 horas). Lo importante es que no sangre, que el útero se contraiga y que se le de el tiempo necesario sin traccionar ni manipular y, en caso necesario (si existiese riesgo de hemorragia), siempre se puede administrar una inyección de oxitocina para provocar un par de contracciones que expulsen la placenta.

Está contraindicado el alumbramiento manual, nunca ha de tirarse del cordón umbilical para extraer la placenta, pues podría provocar importantes hemorragias.

La cavidad amniótica (bolsa)

Dentro de esta cavidad se encuentra el líquido amniótico en el que flota el bebé a lo largo de todo el embarazo. Este líquido realiza diversas funciones; ayuda a mantener la temperatura y reduce al mínimo la posibilidad de adherencia del feto a la membrana amniótica, protege al feto contra lesiones, ya que actúa como cojín amortiguador, le proporciona un medio adecuado para mantenerse en movimiento, es una fuente de nutrientes y es esencial para el desarrollo pulmonar entre muchas otras funciones. El líquido amniótico no es estático sino que cambia continuamente.



El volúmen del líquido amniótico a la 10ª semana es de 30 ml; a las 20 semanas 350 ml., y a las 38 semanas es de alrededor de 1,000 ml; de ahí en adelante el volumen del líquido va descendiendo y en el embarazo post-maduro el volumen puede llegar a ser menor de 500 ml.

Los estudios demuestran que el feto en las últimas semanas de gestación bebe de 400 a 500 ml. de líquido amniótico en 24 horas, con el objeto de mantener la estabilidad del volumen; el feto debe excretar aproximadamente el mismo volumen de orina. Si este sistema se bloquea pueden ocurrir grandes alteraciones en el volumen, por ejemplo en caso de agenesia renal (falta de formación de los riñones) hay ausencia virtual de líquido amniótico (oligoamnios) pues el bebé no produce orina, y en presencia de atresia esofágica (falta de formación o permeabilidad del esófago), por ejemplo, se produce polihidramnios (exceso de líquido) pues el bebé no puede tragarlo.

Al final del embarazo la normalidad del líquido amniótico es un indicador muy útil de bienestar fetal y su disminución o ausencia un signo de alarma muy importante que sugiere insuficiencia placentaria y mayor riesgo de muerte fetal. En los embarazos de riesgo existen pruebas especiales que se realizan mediante el ultrasonido y la cardiotocografía (registro gráfico del latido cardiaco fetal) como el perfil biofísico en las cuales la determinación del índice de líquido amniótico es fundamental. En embarazos de riesgo o en caso de disminución notoria de los movimientos fetales es indispensable evaluar la cantidad de líquido amniótico entre otras cosas.
"El exceso de líquido amniótico se llama "hidramnios", y puede (solo digo puede) estar asociado a determinadas patologías que dificulten la excreción de líquido, problemas del bebé generalmente. También hay hidramnios moderados que se solucionan espontáneamente y no dejan "rastro". El problema de un hidramnios es que el bebé está como más "flotando" y al romper espontáneamente puede favorecer la salida tempestuosa de "algo" que no sea la cabeza del bebé (mano, cordón, etc.) No es nada frecuente que esto ocurra. También puede ocurrir que al tener mayor volumen de líquido amniótico, el útero está más sometido a presión y ocurra como en los embarazos gemelares que se inicie dinámica espontánea antes del término.

Oligoamnios es escasez de líquido amniótico, cuando es real suele ser por insuficiencia placentaria Pero hay que tener mucho cuidado, oligoamnios inducidos que cuando rompes la bolsa sale líquido para regar un campo de fútbol. Es normal que al final del embarazo haya poco líquido, significa que cada vez hay más bebe, que el embarazo "normal" está llegando a su fin, que se acerca el momento...
Para medir el líquido amniótico por ecografía, una de las formas de hacerlo es medir el espacio que hay de líquido (en centímetros) si dividimos la barriga en cuatro cuadrantes, midiendo en cada cuadrante las bolsitas de líquido... Sólo un ILA (Índice de Líquido Amniótico) por debajo de 6 es un oligoamnios..."

Blanca Herrera. Comadrona.

Tipos de placenta: Ubicación.

La placenta humana es de tipo hemocorial (o discoidal), lo que quiere decir que el tejido fetal penetra el endometrio hasta el punto de estar en contacto con la sangre materna. Por lo general, la placenta se une o adjunta a la parte superior del útero, aunque también podría llegar a adjuntarse a la parte trasera (placenta posterior), en la parte delantera  (placenta anterior) o la porción inferior del cuerpo uterino, por encima del cuello (placenta previa).

  • Adherencias de la placenta:
La placenta puede adherirse con diferente extensión, sólo parcialmente o completamente (extensión focal, parcial o total). Las causas más frecuentes de la retención parcial de las membranas son: las maniobras intempestivas en el posalumbramiento, expresiones apresuradas y violentas, las tracciones del cordón y alumbramiento manual incompleto.
La placenta ácreta o acretismo placentario es la inserción anormal de las vellosidades coriales directamente en el miometrio (B) y se puede presentar en tres formas: placenta ácreta, íncreta o pércreta.
• Placenta ácreta: las vellosidades se insertan directamente en el miometrio por un defecto en el desarrollo de la decidua.
• Placenta íncreta: las vellosidades penetran hasta el interior del miometrio.
• Placenta pércreta: las vellosidades alcanzan la serosa peritoneal o incluso penetran en la cavidad abdominal e invaden órganos vecinos.


Es un tipo mucho más raro de complicación placentaria, que ocurre cuando la placenta se une demasiado firmemente a las paredes uterinas, haciendo imposible su expulsión. Dentro de su excepcionalidad, es más frecuente en mujeres con cesárea previa e inserción baja de placenta.
  • Placenta anterior
Placenta Anterior significa que esta en la cara anterior del útero (es decir en la que pega a tu ombligo), posterior en la cara posterior (o sea la que pega a tu espalda) y fondo la que pega al fondo uterino, (o sea a tu estómago por arriba)... también hay placentas "bajas" que están pegadas al cuello y ahí hay que ver si lo ocluyen (lo tapan o no).

Hay muchas placentas bajas al principio del embarazo, que no implican absolutamente NADA, bueno si implican algo... MIEDO, eso es uno de los efectos NOCEBO, es decir... que seguramente a medida que el útero crece con el embarazo, la placenta va a subir con él, y no implican nada, no sirve de nada el diagnostico al principio del embarazo, más que para infundir temor en las embarazadas. Solo el 1% de las embarazadas la tienen a término (o menos), sin embargo si se mira por ecografía en la semana 17 por ejemplo igual serían el 50 o 60%, asÍ que mejor no mirarlo (y esto no lo digo yo... lo dice por ejemplo Michel Odent)

Blanca Herrera. Comadrona.

  • Placenta Previa
Se le llama placenta previa cuando de plano llega a obstruir la salida del útero, es decir, cuando se implanta sobre el orificio cervical interno. Cuando lo cubre totalmente se le llama placenta previa central total, cuando lo cubre sólo en parte se le llama previa parcial o marginal. El 80% de las placentas de inserción baja al final de la gestación, no serán placentas previas debido a la "migración placentaria" (el desplazamiento de la placenta a la porción superior del útero). Cuando la placenta se ubica en el centro taponando (ocluyendo) el orificio cervical interno, tiene mayor probabilidad de permanecer así hasta el final del embarazo.




La frecuencia con que se produce una placentación previa es variable, debido a la ubicación anatómica de la placenta dentro del útero.
Según su ubicación y la sintomatología que se produce, se las clasifica como:

Placenta previa con sintomatología: Hemorragia: Ocurre en 1 de cada 200 o 300 embarazos, es decir en el 0,5%.

Placenta previa sin síntomas: Se diagnostica durante los exámenes complementarios.

La ecografía tiene una alta sensibilidad diagnóstica. El 45% de los casos se diagnostican durante el segundo trimestre. En un alto porcentaje de embarazos de entre 4 y 5 meses, puede observarse por ecografía una implantación de la placenta baja o previa. Más tarde, cuando el útero crece, se produce un desplazamiento de la placenta hacia el fondo del útero. En muy pocos casos este fenómeno no tiene lugar y la placenta se mantiene baja o previa.

  • Desprendimiento prematuro (o abrupto) de placenta
La placenta normalmente no inicia su desprendimiento hasta después de la expulsión del feto, cuando al disminuir bruscamente el volumen del útero y producirse mayores contracciones uterinas, disminuye el área uterina donde estaba insertada la placenta. Ocasionalmente ocurren desprendimientos parciales o totales de la placenta durante el trabajo de parto o  durante el embarazo, con  mayor frecuencia en mujeres con presión alta o preeclampsia o en casos de traumatismo abdominal.  Esta complicación pone en grave riesgo al bebé e incrementa las probabilidades de experimentar trabajo de parto pretérmino. Dependiendo del grado de desprendimiento, el bebé puede tener una afectación mínima, sufrimiento fetal "leve" (taquicardia fetal) o más grave (bradicardia), e incluso la muerte en unos minutos por asfixia, cuando el desprendimiento es severo.


Los síntomas se vuelven más evidentes conforme aumenta el grado de desprendimiento, que va de Grado 1 (el más leve) a Grado 3 (el más grave). Generalmente se presenta dolor abdominal aún entre contracciones, endurecimiento del abdomen (hipertonía uterina) a manera de una contracción sostenida, contracciones más frecuentes de las normales sin haber usado estimulantes de la actividad uterina, sangrado transvaginal de color oscuro, sangre en el líquido amniótico, náuseas, sed, desmayo y disminución de los movimientos fetales.



El desprendimiento prematuro de la placenta, incluso cualquier separación de la placenta previa al parto, ocurre en aproximadamente 1 de cada 150 partos (0.5% de los embarazos). La forma grave, que produce la muerte del feto, se presenta únicamente en alrededor de 1 por cada 500 a 750 partos.
Observa este inusual caso de un nacimiento prematuro de 27 semanas de gestación donde el bebé nace con la bolsa amniótica intacta y la placenta desprendida aun adherida.

Imagen: www.placentera.com


CALCIFICACIÓN DE LA PLACENTA
Tipos de placenta: Grado placentario

El grado placentario se refiere a la edad de la placenta. La edad de la placenta puede ser determinada por el número de manchas blancas (calcificaciones) que pueden encontrarse en la superficie de este órgano. Si su placenta tuviera demasiadas de estas calcificaciones teniendo en cuenta la edad de su bebé, podría llegar a ser una señal de que su placenta está envejeciendo demasiado rápidamente. Una placenta que comienza a envejecer se llama "placenta senescente".
¿UNA PLACENTA ENVEJECIDA Y/O CALCIFICADA ES INDICATIVA DE CESÁREA?
El parto normal se desencadena por circunstancias que actualmente no son bien conocidas, pero parece que interactúan distintos factores, factores maternos, factores fetales y factores placentarios. No se podría poner una de parto si en cierta manera la placenta no empezara a "envejecer" al final de la gestación porque no se pondrían en marcha los mecanismos bioquímicos que propician la cadena de acontecimientos que desencadenan el mecanismo del parto.
Claro que la placenta al final del embarazo envejece, se calcifica (incluso se infarta) y proporciona menos alimento a los bebés, pero es que tiene que ser así y esto sigue entrando dentro de la normalidad. En principio una placenta al final de la gestación Grado I-II o III de Graam que es como se denomina no tiene la más mínima importancia, siempre que las reservas fetales sean buenas, es decir que no estemos ante un verdadero CIR o un verdadero problema placentario. ¿Por qué digo lo de verdadero? pues porque gracias a las nuevas tecnologías se pueden ver cosas que antes no se veían y esto tiene un doble matiz: por un lado es cierto que podemos detectar problemas con mayor facilidad pero por otro lado también podemos ver problemas donde no los hay.
Un verdadero CIR es aquel que tiene realmente comprometido el aporte sanguíneo (y por tanto de oxígeno y alimento). Actualmente se detectan demasiados CIR y placentas envejecidas porque se buscan y se encuentran más de lo que deberían. Es decir, que hay inducciones (que muchas veces fracasan) por sospecha de CIR con niños que pesan 3000 gr. (luego... no son CIR).
Blanca Herrera. Comadrona

El grado placentario tiende a aumentar con la edad gestacional y se relaciona hasta cierto punto con la madurez fetal. Conforme se aproxima la fecha para completar la gestación, la placenta comienza a envejecer y los niveles de progesterona descienden, lo que origina las contracciones uterinas del parto, entre otros factores.

La convención de que el embarazo dura 40 semanas la instauró un ginecólogo alemán a comienzos de 1800. Simplemente, afirmó que un embarazo debería durar diez meses lunares, o lo que es lo mismo, 10 meses de 4 semanas cada uno. Sin embargo, los investigadores de un estudio realizado en 1990 en el que se hizo un seguimiento a mujeres blancas sanas descubrieron que el embarazo en madres primerizas duraba por término medio ocho días más, y en mujeres que habían parido anteriormente la media era de tres días más.

La placenta se gradúa de los  grados 0 al  3 de la clasificación de Grannum, que se caracteriza por lo siguiente:

Grado 0: placa coriónica lisa sin áreas de calcificación
Grado 1: indentaciones sutiles de la placa coriónica, y áreas de calcificación dispersas al azar en la sustancia placentaria
Grado 2: indentaciones similares a comas en la placa coriónica, y áreas de calcificación en la porción basal de la placenta
Grado 3: indentaciones tan profundas en la placa coriónica que llegan a la porción basal de la placenta, y calcificaciones y zonas de infarto.



Los grados de la placenta han de interpretarse de diferente modo dependiendo de la edad gestacional y del flujo sanguíneo que nos indican las ecografías Dopler. La placenta es un órgano caduco que va "madurando" con el embarazo y cuando ya no es necesaria empieza a involucionar (a calcificarse) de forma natural. Hay que tener en cuenta que en esta involución pueden intervenir y acelerarla otras causas como que la madre fume, que existan otras complicaciones en el embarazo o que la madre no se cuide. Una placenta de grado II-III al final del embarazo (aproximadamente a partir de la semana 34-35) es perfectamente normal y no supone ningún problema (para eso se comprueba el flujo sanguíneo a través del dopler), pero una una placenta de grado III en la semana 20 a 32 no sería normal.

Algunos radiólogos han comprobado que unos días antes de producirse el parto, la placenta se envejece de golpe, como dando la señal de que el bebé ya no la necesita y por tanto puede salir.

Si el flujo sanguíneo no está comprometido y el bebé está bien no hay que hacer nada si es al final de la gestación. Si no fuera al final, lo único razonable sería una cesárea pues si el flujo sanguíneo está mal, el bebé no soportaría una inducción.

Choni Gómez, Comadrona.

  • CIR (Crecimiento Intrauterino Retardado)

El CIR son las anormalidades placentarias que disminuyen su función (insuficiencia placentaria) y que ocasionan disminución del crecimiento intrauterino, es decir, desnutrición "in utero" cuando se da de forma crónica; en los casos agudos o crónicos agudizados, el problema es predominantemente respiratorio, es decir, asfixia o sufrimiento fetal agudo. Leer más.


Mireia  Muñoz
Artículo supervisado por Choni Gomez, Comadrona. (Gracias, guapísima!!!)


FUENTES:
El parto es Nuestro, Infogen, Wikipedia, Pregnancy, Medicina Uanl, Medline plus, "Guía de la Mujer Consciente para un Parto mejor", Henci Goer.

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Nota: Éste no es un blog médico, sino informativo. Contrasta siempre toda la información y consulta a varios especialistas. Puedes desactivar el sonido del blog al final de la columna derecha.

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viernes, 28 de diciembre de 2012

Te miro en el balancín de mi existencia


Recuerda... un día fuiste bebé.
¡Recuerda, un día fuiste mi bebé!
Recuerdo a mi hijo jugando en el parque.
Jugando en el parque y comiendo arena. Yo recuerdo que mi hijo me regalaba todas las flores que encontraba y yo pensaba que nunca nadie me había regalado tantas flores.
Y ya no sé vivir sin tí. No sé vivir sin ti.
Recuerdo cuando te echaste a caminar al mundo, a hablar al mundo, a crear el mundo. Dando todos los pasos que dibujan acentos de belleza en cada desequilibrio, en cada caída.
Recuerdo a mi hijo... yo le empujaba en el columpio y él gritaba: ¡Hasta el cielo!
¡Hasta las nubes!
Hasta más allá de lo que llaman más allá...
Y te caías una y otra vez, levantándote una y otra vez.
Y te sentabas a mi lado una y otra vez,
recostando la cabeza una y otra vez.
Y la papilla caía por tu mejilla una y otra vez, y yo la recogía con la cuchara una y otra vez.
Y te cagabas una y otra vez, y yo jugaba contigo en el cambiador una y otra vez.
Y me reflejaba en el espejo de tu existencia una y otra vez, y me temblaban las piernas una y otra vez.
Y te dormías en mi pecho una y otra vez,
y te despertabas para comer una y otra vez.
Y crecías muy rápido una y otra vez,
y yo sentía vértigo una y otra vez.
Y te reías a carcajadas una y otra vez,
revelando mi felicidad una y otra vez...
Y te caías una y otra vez, levantándote una y otra vez.
Te convertiste en mi protector de noches, en mi diseñador de atardeceres y en mi creador de mañanas, siempre que, de mañana, tarde o noche, te acurrucabas en mi regazo como antes lo hacías en mi tripa.

Si tú no hubieras nacido, Ed. Kókinos.

 
 Nota: Éste es un blog informativo, no un blog médico, por lo que las respuestas recibidas han de ser consideradas opiniones.

viernes, 21 de diciembre de 2012

He roto aguas: ¿Y ahora qué?

La rotura de aguas indica que las membranas que contienen al feto se han roto y el líquido amniótico sale por la vagina al exterior. Es indoloro. Implica que el parto se sucederá en un espacio relativamente corto de tiempo, pero esto puede suceder de forma casi inmediata o pasadas bastantes horas.
Normalmente aumenta la intensidad de las contracciones, puesto que al romper las aguas, el peso de la cabeza del bebé deja de estar amortiguado por el líquido amniótico y presiona directamente sobre el cuello del útero y el periné, forzando una dilatación más eficaz.
Se puede romper aguas de forma 'escandalosa' con un buen charco o parcialmente, con una fisura que va goteando. Las fisuras pueden volver a cerrarse. En otras ocasiones, la bolsa puede incluso romperse en el mismo nacimiento.



El trabajo de parto no comienza necesariamente con la rotura de la membrana amniótica (tan sólo en un 10% de los partos). Si no se interviniese, el 66% de las parturientas alcanzaría la dilatación cervical completa con las membranas intactas.

Click sobre la imagen para ampliar

Aunque la rotura prematura de membranas afecta del 1% al 5% de todos los embarazos y contribuye al 30% a 40% de los partos prematuros, los bebés sanos y a término pueden compensar una rotura espontánea de membranas.

Una vez hayas comprobado que efectivamente has roto aguas (no dejarás de gotear), es hora de observar el color de la mismas: el líquido amniótico ha de ser transparente, ligeramente rosado o bien como agua a la que se le ha añadido una gota de leche. Puede que contenga algunos copos flotando: se trata del vérnix. Estos son los tonos normales y más habituales del líquido amniótico, las llamadas 'aguas limpias/claras'.
Si el líquido es verde o marrón-verdoso, significa que contiene meconio (caca del bebé), y esto implica que puede haber existido o existe sufrimiento fetal, por lo que debe consultarse con un especialista para que controle el ritmo cardíaco del bebé.
El líquido amniótico es hemático (con sangre) en aproximadamente el 2% de las amniocentesis, y en la mayoría de ocasiones la sangre proviene de la madre, pero no suele entrañar riesgo para el bebé.
En ocasiones, el parto comienza con una pequeña hemorragia, que es normal siempre y cuando la hemorragia sea ligera. Indica que las membranas se están separando de la pared uterina y que comienza a borrarse el cuello del útero. Puede ser de color rojo vivo, pero por norma general es un poco marronácea y en ningún caso ha de precisar un cambio contínuo de compresa. Aunque pueda ser normal, es mejor consultar sin demorar con un profesional, siempre que el sangrado sea de color rojo vivo.

Algunas personas creen errónamente que si rompen aguas y no se inicia de inmediato el parto, el bebé se quedará sin agua o tendremos un 'parto seco'. Esto no es cierto. La cabeza del bebé tapona la boca del cuello uterino bastante bien y dentro del útero se forma una balsa de líquido. El líquido amniótico (ver 'la cavidad amniótica') no deja de producirse, por ese motivo goteamos constantemente y se va perdiendo la nueva producción si hemos roto aguas, pero el bebé no se queda sin agua.
En cualquier caso, con la producción de líquido amniótico extra nuestro organismo pierde líquido, por lo que es necesario que la madre beba abundantes líquidos para recuperarlo o de lo contrario pasará sed y pasado un tiempo no se encontrará bien.


Es importante tener en cuenta la presentación del bebé que nos dijeron en la última revisión.
Si en el último control prenatal el bebé NO estaba encajado y hemos roto aguas, es necesario consultar con un especialista, puesto que si su cabecita no estaba colocada (taponando el cuello del útero), el cordón umbilical puede ser arrastrado por el líquido amniótico, puede salir de la vagina y ocasionar un prolapso del cordón, una situación que conduce a una cesárea. (Si se va a dar a luz en casa, es recomendable que la mamá se tumbe en la cama mientras espera que la comadrona llegue y compruebe el estado del cordón y la frecuencia cardíaca del bebé)


El principal problema de romper aguas es que el útero pierde la protección que tenía del exterior, y por consiguiente, las bacterias que proliferan de forma natural en la vagina pueden desplazarse hacia el útero, donde pueden infectar al bebé o a la madre. Por este motivo, está completamente desaconsejada la penetración, los tactos (ver alternativa: la línea púrpura) y los baños de inmersión (sumergirse en la bañera mientras no hayamos pasado a una fase activa del parto). Del mismo modo, la monitorización fetal interna supone un elevado riesgo de infección.
Si no se introduce nada en la vagina, es poco probable que se coja una infección, puesto que el mismo líquido amniótico que sale no deja entrar nada dentro del útero. Aun así, es necesario controlar la temperatura rectal de la madre cada 3 horas, y si sube más de 37.5 ºC, se ha de avisar a la comadrona de inmediato. Los síntomas de una infección son aumento de la frecuencia cardíaca del bebé acompañada de fiebre materna.
Siempre que se sigan estas recomendaciones, las aguas estén limpias y el bebé esté encajado, la madre puede permanecer en casa durante 24 horas, pasadas las cuales, si no se ha iniciado el trabajo de parto, deberá acudir al hospital si es donde ha escogido dar a luz. En el hospital deberían esperar 72 horas antes de inducirle o provocarle el parto si todo está correcto (aunque normalmente no lo hagan porque la premisa de evitar tactos vaginales se la saltan tal y como entramos por la puerta).
Existe una posible excepción para las mujeres que hayan dado positivo en Estreptococo B (EGB), aunque si piensas parir en casa, también te pueden administrar los antibióticos en tu hogar por vía oral.

Lee más sobre Estreptococo B+

***

En un ensayo aleatorio holandés de ZonMW,demostraron que la inducción del parto inmediatamente después de la rotura de membranas en lugar de monitorizar a la madre, no mejoró los resultados. Las mujeres inducidas presentaron un 1,6% de sepsis neonatal frente a un 3,2% en las mujeres con manejo expectante. Las mujeres inducidas presentaron un menor riesgo de corioamnionitos, pero un mayor riesgo de hipoglucemia e hiperbilirrubina. Llegaron a la conclusión de que la inducción del trabajo de parto no se traduce en mejoras sustanciales en los resultados del embarazo en comparación con la conducta expectante.
En otro estudio, concluyeron que el embarazo expectante (sin intervención tras la rotura de aguas) se alargó una media de 3 días, sin efecto sobre las tasas de parto por cesárea, la sepsis neonatal o síndrome de dificultad respiratoria.

En un estudio publicado por la OMS, con un primer grupo de control con inducción tras rotura en las 12 horas siguientes y un segundo grupo de manejo expectante (con observación y sin intervención) en las 48 horas siguientes, constataron que en el primer grupo (inducción), la necesidad de utilizar analgésicos fue significativamente mayor y hubo más intervenciones. La infección neonatal leve fue algo mayor en el grupo de manejo expectante, 1,6% frente a 3,2%, de nuevo. La OMS, apoyándose en la evidencia existente, indica una política que requiere observación sin exámen vaginal ni antibióticos durante las primeras 48 horas después de la rotura de la bolsa
El 80% de las mujeres inicia el trabajo de parto dentro de estas 48 horas tras romper aguas.

Henci Goer, en su libro "Obstetric Myths versus Research Realities", Bergin and Garvey 1995, haciendo referencia al estudio [Premature Rupture of Membranes
Morales WJ and Lazar AJ. Expectant management of rupture of membranes at
term. South Med J 1986; 79(8): 955-958
] nos da más datos al respecto, indicando un elevado número de 'inducciones fallidas' (tras 12 horas de contracciones regulares, no consiguieron que se iniciase la dinámica de parto). La tasa de cesáreas de las mujeres con manejo expectante fue del 7%, mientras que en las mujeres con inducción, fue del 21%. La infección materna después de cesárea fue del 24% frente al 5% de mujeres no inducidas.


La amniotomía (o amniorrexis)
Es la rotura artificial de las membranas por medio de una lanceta que se introduce por la vagina y el cuello uterino, con demasiada frecuencia practicada en una revisión rutinaria (durante el tacto vaginal) y sin previo aviso.
La SEGO, en sus Recomendaciones sobre la asistencia al parto [2008], indica: "No se debe realizar amniotomía de rutina."

La OMS, a este respecto, nos dice: "
"Durante mucho tiempo se ha creído que la amniotomía (también conocida como rotura artificial de membranas) reduce la duración del trabajo de parto.
Muchos prestadores de salud creen que acortar la duración del trabajo de parto es beneficioso y usan la amniotomía para reducir el riesgo de morbilidad materna en casos de trabajo de parto complicado y prolongado. La amniotomía también se usa cuando se considera importante realizar un monitoreo interno del feto o para obtener líquido amniótico para una inspección visual.

 Los que se oponen a la amniotomía argumentan que la bolsa y el líquido amniótico desempeñan una función importante en la protección del feto contra las contracciones uterinas, además de colaborar con las modificaciones cervicales (maduración, borramiento del cuello y dilatación) y provocar el estiramiento previo del periné. Se cree que la presión que ejercen las membranas sobre el útero estimula el incremento de oxitocina (7). En los partos a término, el amnios y el cuello uterino producen PGE2, que provoca el ablandamiento y la contracción del cuello. Al mismo tiempo, el corión produce la enzima prostaglandina deshidrogenasa, que degrada la PGE2 y evita así un parto prematuro. También, en los partos a término, la porción del corión que está en contacto directo con la abertura del cuello uterino libera menos prostaglandina deshidrogenasa. Esto permite que la PGE2 del amnios entre en contacto con el cuello uterino originando la maduración y el borramiento del cuello. Si se efectúa una amniotomía demasiado temprano, puede desacelerar el proceso de trabajo de parto y aumentar la tasa horaria de desaceleraciones variables de la frecuencia cardiaca fetal."

Como conclusiones a este estudio, indican que no hubieron diferencias significativas en cuanto a la duración del parto, en el grupo con amniotomía hubo un aumento del riesgo de parto por cesárea y en las primíparas con amniotomía, se redujo el riesgo de una puntuación Apgar inferior a siete a los 5 minutos. Lo que no dice este estudio es qué tipo de parto tuvieron las primíparas (¿Por qué hubo un aumento del resultado Apgar bajo? ¿Qué tipo de parto tuvieron esas mujeres? ¿En qué posición? ¿Hubo oxitocina? ¿Fue instrumental?)


 Imagen: www.customizedinc.com

Esta práctica es utilizada para inducir el parto o acelerar las contracciones para acortarlo, aunque no existe ninguna evidencia que indique beneficioso acortar el trabajo de parto, más allá de ahorrar un par de horas. No es una técnica inocua y conlleva riesgos:
La falta de líquido amniótico está asociada a anomalías en la frecuencia cardíaca fetal y la amniotomía puede precipitar el prolapso del cordón umbilical. Varios estudios que evaluaron las tasas de infección, descubrieron que la amniotomía temprana aumentaba la probabilidad de infección materna. También aumenta el riesgo de cesárea, sobre todo en las que se hacen por sufrimiento fetal.

Según un estudio de la OMS,  
"Esta revisión no brindó evidencia que respalde una política de práctica sistemática de la amniotomía para acortar la duración del trabajo de parto en primigrávidas o multíparas. En cambio, la revisión sugiere que la amniotomía puede aumentar la necesidad de otras intervenciones como la cesárea"
"La bolsa y el líquido amniótico desempeñan una función importante en la protección del feto contra las contracciones uterinas, además de colaborar con las modificaciones cervicales (maduración, borramiento del cuello y dilatación) y provocar el estiramiento previo del periné. Se cree que la presión que ejercen las membranas sobre el útero estimula el incremento de oxitocina"
Hay además un estudio canadiense piloto sobre el trabajo de las comadronas en el que se comparó la tasa de intervenciones en 79 mujeres de bajo riesgo atendidas por enfermeras obstétricas con la de 373 atendidas por ginecólogos (estudio 5).  El número de mujeres a las que se practicó la amniotomía fue menor en el primer grupo (33 % frente a 47 %), y también el uso de la epidural (34 % frente a 49 %).  Los autores comentaron que estos resultados subestiman la dificultad de trabajar bajo supervisión médica para alcanzar resultados óptimos.




Bibliografía:
Guía de la mujer consciente para un parto mejor, Parir sin miedo, Parto seguro, OMS, El Parto Es Nuestro, SEGO

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El niño de dos años y medio a cinco: aprender a comportarse, Penelope Leach.


A los adultos les resulta muy dificil convivir con los niños. De hecho, la verdadera razón por la que todo el mundo se muestra tan interesado por la disciplina al principio de la infancia no es porque los niños pequeños sean tan malos, sino porque el mundo de los adultos los encuentra agotadores.

Los niños son ruidosos, sucios, desarreglados, olvidadizos, descuidados, consumen tiempo, son exigentes y siempre están presentes. A diferencia de las visitas que se quedan más tiempo, nunca se marchan de casa. No se les puede aparcar en una estantería durante unas semanas cuando se tiene un trabajo extra o una afición absorbente; ni siquiera se los puede ignorar, como pasa con los animales de compañía mientras se tumba el domingo a tomar el sol, porque tienen la infalible capacidad para hacer que los adultos se sientan culpables. Los rasgos de culpabilidad que provocan los niños son peores que los cuencos de cereales volcados sobre el suelo, los amigos mordidos o las paredes rayadas con pintalabios. Amar a los niños (como hacen casi todos los padres) magnifica el dolor que producen, así como el placer. Amados dificulta incluso el admitir que a veces son un verdadero fastidio. Es importante poder admitido, al menos para sí misma y preferiblemente también ante su pareja o ante otra madre o padre. Todos tenemos días en los que escuchamos nuestras propias e incordiantes voces diciendo continuamente «No», «Ya basta», «No hagas eso» y en los que también escuchamos los sombríos silencios que se producen entre los estallidos. Todos pasamos por momentos en que apartamos a los niños de los objetos, o los objetos de los niños con un poco más de la fuerza necesaria, en los que tratamos a nuestros hijos de formas que recordamos de nuestra propia infancia y que juramos evitar, y en los que odiamos a esos niños por hacemos tan odiosos. Ayuda el saber que ésas son cosas que les suceden a todos los padres y ser conscientes de que no están causadas por delitos específicos de los niños, sino por una irritación general con su naturaleza infantil. Y ayuda a sus hijos porque si no pueden ser infantiles a los dos o a los cuatro años, - ¿cuándo podrán serlo? La ayuda a usted al impedirle llegar a la conclusión de que sus hijos son especialmente desobedientes, indisciplinados y malcriados, echándose por tanto sobre sí la culpa por considerarse una mala madre o un mal padre, que es la mayor trampa de la culpabilidad. Y recuerda a todo aquel que entre en contacto con su hijo que no le aplique una etiqueta como niño problemático, que tan facilmente se convierte en una profecía que se cumple a sí misma. Dígale a un niño que es sucio y malhablado y él procurará ponerse a la altura de esa imagen, porque probablemente la compartirá y hará que también la compartan sus maestras en la escuela. Pero aténgase a la verdad de los hechos: que es muy pequeño, que la vida en familia resulta a veces dificil, que no es usted una persona perfecta y que no debería esperar serlo, y las cosas irán mejorando. Puede "estar segura porque lo único seguro es que, a medida que pase el tiempo, su hijo se hara mayor. La socialización que preocupa a padres y niños, que los transforma de bebés en niños muy pequeños, se centra en el dominio de sus propios impulsos y cuerpos y, en consecuencia, en el control de sí mismos dentro de los confines familiares del hogar o del cuidado diario y en relación con los miembros de la familia y las cuidadoras a las que ama. Una vez que los niños han alcanzado suficiente autonomía de ese tipo y están preparados para entrar en la infancia, ya estarán listos para salir de ese pequeño círculo.

A partir de ahora, el niño necesitará cada vez más del mundo externo en el que se halla situado el hogar y, en consecuencia, es ahora cuando tiene que empezar a comportarse de formas que le permitan ser aceptado por personas no pertenecientes a la familia. Cada sociedad cuenta con innumerables expectativas con respecto al comportamiento de diferentes personas bajo circunstancias distintas, y nadie esperará que un niño de tres años las satisfaga todas al mismo tiempo. A pesar de todo, estos años de la primera infancia son el período ideal para reconciliarse con lo que se esperará de ellos en el futuro, así como para practicar los comportamientos que constituyen una prioridad social en estos momentos. Los niños pequeños aprenderán casi cualquier cosa que los adultos traten de enseñarles porque desean saberlo todo. Desean saber, particularmente, cómo comportarse porque quieren ser como ustedes y complacerlos. Procuren que el proceso no se vea afectado por una palabra de carga tan pesada como «disciplina», con todos sus espectros relacionados, como la «desobediencia» y la «falta de sinceridad». Ese proceso debería ser siempre interesante y a menudo agradable, tanto para usted como para el niño. Si les gusta su hijo, y si además de amado se sienten complacidos por haber realizado hasta el momento un buen trabajo como padres, quizá puedan pasar por su infancia sin pensar siquiera en la «disciplina». Si pueden hacedo así, háganlo.

La ausencia de reglas y normas en el hogar no significa que sean ustedes negligentes. Su hijo experimenta distintos estados de ánimo y ustedes también. El niño comete equivocaciones, como ustedes y a veces hace lo que desea, en lugar de lo que debiera, como todo el mundo. Para poder llevarse bien en la vida, procuren tratarse unos a otros como seres humanos, y es posible que eso sea lo único necesario. Si las cosas funcionan de ese modo, no se moleste en leer este capítulo, destinado únicamente a los millones de padres que necesitan de una seguridad más estructurada con respecto a que sus hijos no se les «escaparán de las manos», o que ya experimentan la sensación de tener algunos problemas con la disciplina. Los diccionarios definen la palabra como «enseñar reglas y formas de comportamiento mediante la continua repetición y el ejercicio», ya una persona disciplinada como alguien de cuya «obediencia no se duda». Pero no es eso lo que la mayoría de los padres modernos entienden por disciplina. Puede insistirse en la obediencia instantánea y en las buenas maneras formales, comprobar que su hijo se comporta como se le ha dicho y que teme disgustados. Pero nada de todo eso ayudará a que se comporte bien, se mantenga a salvo o sea honesto cuando no esté usted presente para decide lo que tiene que hacer. N o va a estar siempre a su lado. Los buenos padres son los que se van apartando lentamente de esa tarea. Aunque todos los padres experimentan momentos en los que desearían que sus hijos les «obedecieran al instante», de tal modo que decides: «Siéntate y estáte quieto» produjera unos niños quietos y silenciosos, la única clase de disciplina que realmente merece la pena es la auto disciplina que algún día le permitirá hacer y comportarse como debe cuando no haya nadie para decide lo que ha de hacer o incluso observar si no lo hace.

Aparte de la necesidad inmediata de mantenerlo a salvo, decirle a un niño lo que debe y no debe hacer sólo es un medio para alcanzar ese fin. Sus continuas exhortaciones e instrucciones sólo son las materias primas, que sólo adquieren valor añadido una vez que él las asume y las convierte en sus propias instrucciones, en parte de su conciencia. Aprender los rudimentos de la auto disciplina exige mucho más tiempo que los años de la primera infancia. Algunos niños no la adquieren a tiempo para mantenerse firmes a través de los trastornos de la adolescencia. El autocontrol de algunos individuos sigue siendo rudimentario, de tal modo que incluso como adultos nunca pueden confiar del todo en sus propios juicios de valor o control de sus impulsos. Cuando el niño era un bebé usted tuvo que ser él, actuar por él en todas aquellas formas en que no podía hacerlo por sí mismo, y en pensar por él cuando ni siquiera sabía pensar. Al convertirse en un niño pequeño, tuvo usted que combinar el permitirle empezar a ser él mismo con la conservación de un control total sobre su seguridad y aceptabilidad social. Ahora que ya es un niño en edad preescolar, está preparado para empezar a aprender a cuidar de su propia seguridad y aceptabilidad social. Le enseñará a comportarse en innumerables situaciones y circunstancias diferentes y le ayudará a comprender que todas esas formas diferentes de comportamiento se resumen en algunos principios básicos y vitalmente importantes, como la sinceridad o la amabilidad. A medida que-aumente su comprensión, irá usted retirando su control, paso a paso, confiando en que sea él mismo quien aplique los principios aprendidos porque hacerlo así ya no es una cuestión de obedecerle, sino de ser fiel a sí mismo. «Mostrar» al niño cómo debe comportarse es clave porque el niño imitará ~ el comportamiento que le dé usted con su ejemplo, antes que adaptarse a lo que usted le diga. De hecho, si existiera un vacío de credibilidad entre lo que usted dice y lo que hace, él hará lo que usted haga, al margen de lo que le diga, así que tenga cuidado con las técnicas disciplinarias anticuadas como «devolver el mordisco» a los niños que muerden.

El «cómo» también es un concepto importante porque a los niños les resulta mucho más facil comprender y recordar instrucciones positivas que negativas: es decir, recuerdan mejor lo que deben hacer antes que lo que no deben, y prefieren la acción a la inacción. Procure decirle: «Así» en lugar de «Así no», y decir «Sí» y «Adelante» al menos con la misma frecuencia con la que diga «No» y «Basta».

Cada padre es diferente y desea que sus hijos se comporten de formas, diferentes, pero hay algunas reglas básicas que pueden aplicarse en todos h sistemas de valores: . «Haz a los demás lo mismo que te gustaría que hicieran contigo.» Su hijo no le ofrecerá mucha más amabilidad, consideración y cooperación de la que usted le ofrezca a él y es muy probable que reproduzca su misma forma de hablar (tanto buena como mala) y muchas de sus mismas actitudes. Aqui no hay estándares dobles. Si usted siempre está demasiado ocupado para ayudarle a resolver un rompecabezas y le grita cuando tropieza accidentalmente con su pie, él no le ayudará a poner la mesa ni le perdonará fací!mente cuando el peine le tire de los cabellos enredados.

Procure recompensar el buen comportamiento y no el malo. Eso parece: algo evidente, pero no lo es tanto. Si se lleva al niño de compras y lloriquea pidiendo dulces, quizá decida comprárselos para tener paz. Pero si no llora para pedir los dulces, ¿recibe alguna recompensa agradable, ya sea el;¡ forma de dulces o con una excursión especialmente entretenida en Su': compañía? . Recuerde que la atención adulta actúa como una recompensa y que los niños pequeños a menudo prefieren contar con una atención malhumorada, antes que con ninguna. Procure no adoptar una actitud sigilosa en sus relaciones con la farniIia. Si no hace caso de su hijo cada vez que está tranquilamente ocupado y sólo le presta atención cuando debe, estará recompensándole por molestar y castigándole por ser un placer. .

Procure ser positiva, además de clara. Ni siquiera las instrucciones positivas son muy eficaces si no son claras: «Compórtate» parece una instruccion:. positiva, pero no tiene significado alguno para un niño de esta edad. Lo que en realidad quiere decirle es: «N o hagas nada que no me guste», lo que es una orden imposible de cumplir porque él no sabe lo que no le gusta a usted. . Aparte de situaciones de emergencia en las que los razonamientos deban esperar para más tarde, dígale siempre por qué debe comportarse (o no) de determinada forma. No tiene por qué entrar en explicaciones complicadas para cada pequeña petición que le haga, y mucho menos en una discusión. pero si insiste en decirle «Porque lo digo yo», no podrá encajar esa instrucción concreta en la pauta general de «cómo comportarse» que se esúchando en su mente. «Vuelve a dejar esa pala donde estaba», le dice. ¿Por qué? ¿Porque es peligrosa, sucia, se puede romper, o porque quiere estar segura de encontrarla en el mismo sitio la próxima vez? Si le dice que pertenece a los obreros de la construcción a los que no les gusta que otros cojan sus cosas y las trasladen de sitio, también podrá aplicar ese mismo pensamiento a otras ocasiones. Pero si le dice: «Haz lo que te digo», no le esta enseñando nada. .

Reserve las negativas para las verdaderas reglas. Decirle al niño que no haga cosas sólo es eficaz cuando usted desea prohibirle una acción concreta de una vez por todas. Si sólo quiere prohibirle un determinado comportamiento ahora, en estas circunstancias concretas, será mejor darle la vuelta y expresarlo positivamente. Por ejemplo: «No me interrumpas mientras hablo» es inútil, porque hay muchas otras ocasiones en que desea usted que la interrumpa, para decirle, por ejemplo, que las patatas ya están hirviendo, que su hermana llora o que necesita ir al servicio. Es mucho mejor decirle: «Espera un momento a que hayamos terminado de hablar».

Las negativas concretas se convierten en reglas. Mientras las reduzca a un mínimo es muy probable que el niño las acepte con facilidad, sobre todo si le explica las razones. Dígale: «No subas nunca a ese árbol porque no es seguro. Si se atiene a ello y no le permite arriesgarse «ni una sola vez», ese árbol en particular se reconocerá como algo prohibido. «No cruces nunca la calle sin ir acompañado por un adulto», es otra regla útil para un niño de tres o Cuatro años, que él aceptará siempre y cuando no lo envíe al quiosco de la esquina a comprar el periódico porque la calle es pequeña. Las reglas son muy útiles para mantener a salvo a un niño pequeño aunque, cuando esté en juego su seguridad, no puede confiar en su autodisaplina para que le obedezca, sin supervisión), pero no tienen mucha importancia a la hora de enseñarle a comportarse porque son demasiado rígidas e inflexibles como para ser útiles en la vida cotidiana.

Así pues, intente que las reglas sean temas definitivos, aquí y ahora, y evite transmtirle reglas sobre temas de principios que le importarán durante toda su vida. Evidentemente, no pueden enseñar al niño a comportarse si ustedes mismos no estan seguros d e como deberia comportarse a gente, asl que es importante ser coherentes con sus propios principios. Su hijo no es un animal de circo al que se le enseña a responder siempre ante una señal determinada con un ejercicio en particular. Es un ser humano, enseñado a responder lo mejor que pueda ante una amplia variedad de señales, lo que implica el darse cuenta de que, a veces, las circunstancias alteran las situaciones. Aunque animar a un niño de dos años a dibujar en una pizarra colgada de la pared de su dormitorio hará que sea más probable que dibuje en las paredes del salón, es muy posible que a la edad de cuatro años, si los adultos se toman el tiempo para explicarle y comentar las cosas con él, termine por comprender dónde es correcto dibujar y dónde no.

Los dulces repartidos generosamente en Navidad no le hará esperarlos una vez terminadas las fiestas y el permiso para saltar sobre la cama de la abuela no le hará olvidar que en su cama de matrimonio está prohibido ponerse a saltar.

Confie en que su hijo tiene buena intención, incluso cuando no la tenga. Si tiene la sensación de que siempre hay un adulto pendiente de él, preparado para corregido o darle instrucciones, probablemente no se molestará en pensar demasiado en lo que debe o no debe hacer. Dentro de los límites propios de su edad y de su fase de desarrollo, procure traspasarle toda la responsabilidad que pueda sobre su propio comportamiento y hacerle sentir que confia en él. Si tiene que ir a casa de unos amigos, por ejemplo, no lo agobie con instrucciones tan estrictas como «Recuerda dar las gracias» y «No olvides limpiarte los zapatos al entrar». Si está dispuesta a dejado ir, también debe estado para permitirle que se haga cargo de sí mismo. Sus exhortaciones no le ayudarán a comportarse con amabilidad, sino que sólo le harán sentirse incómodo con la simple idea de ir.

Cuando se equivoque, y especialmente cuando tenga la sensación de ha ber sido injusto, admítalo. No permita que su falsa dignidad de adulto le impida demostrarle cuál es la forma correcta de comportarse. Hasta cierto punto, él la toma como modelo, por lo que es importante pedirle disculpas. Suponga que lo acusa de haber roto un vaso y no le cree cuando el lo niega. Mas tarde descubre que se ha equivocado. Según lo que usted trata de enseñarle, le debe a l niño una sincera disculpa. No hay forma de evitarlo, de salvar la cara. Usted se equivocó, fue injusta y se negó a creerlo cuando le estaba diciendo la verdad. Se le pide que la perdone por ello, el la respetará más, no menos.



PROBLEMAS DE COMPORTAMIENTO
Si piensa realmente en la «disciplina» como una cuestión de demostrarle a su hijo cómo comportarse, descubrirá que la mayoría de los «problemas de comportamiento» son en realidad de madurez, antes que de moralidad, y que la mayoría de los temas problemáticos de disciplina se pueden resolver con facilidad. Un relativo nivel de comportamiento que «busca atraer la atención», por ejemplo, es una forma normal de responder ante la atención racionada que recibe el niño por parte de adultos siempre muy ocupados. Si se puede aumentar la ración de atención agradable que le dedica, él no tendrá que llamar la atención para que usted le regañe.


DESOBEDIENCIA: Probablemente la obediencia instantánea e incuestionable permitió a los padres victorianos de las familias numerosas llevar una vida pacífica, pero no puede producir niños capaces de pensar por sí mismos y, en consecuencia, de cuidar de sí mismos desde una temprana edad. La diferencia quedó nítidamente ilustrada cuando tres niñas pequeñas fueron secuestradas en un coche frente a su escuela. Una cuarta niña corrió a su casa y dio la voz de alarma tan rápidamente que el coche fue localizado y detenido y las niñas volvieron a estar en sus casas antes de una hora. Uno de los turbados padres preguntó: «Cariño, ¿por qué te fuiste con ese hombre en el coche? Siempre te hemos dicho que no vayas con personas extrañas». Con los ojos muy abiertos y una mirada de reproche, su hija le contestó: «Pero es que ese hombre me dijo: "Tu padre me ha dicho que vengas conmigo en seguida. Me ha enviado para recogerte". Así que me fui con él porque siempre me has dicho que debo hacer lo que tú digas». La niña que dio la voz de alarma fue interrogada por la policía: «¿Qué te hizo correr a casa en lugar de irte en el coche con tus compañeras?», a lo que la pequeña contestó: «Mi papá y mi mamá siempre me han dicho: "¡Piensa!". Así que pensé que si papá hubiera querido que fuéramos con él, habría venido a buscamos y que aquel hombre dijo que un papá le había enviado a buscamos, pero cada una de nosotras tenemos papás diferentes. Entonces pensé que sería mejor preguntárselo a mi mamá y eché a correr». Si se deja de lado la cuestión de la «obediencia» y la «desobediencia», y en lugar de eso se piensa en lograr la cooperación del niño, se solucionan muchas cosas. A veces, el niño no hará lo que usted desea porque quiere hacer algo diferente. No se irá a la cama porque antes quiere terminar su juego. No es la desobediencia lo que causa el problema, sino un simple conflicto de intereses. En lugar de gritarle: «Haz lo que te digo ahora mismo», encuentre un compromiso, como: «Bueno, pero sólo cinco minutos más». En otras ocasiones no hará lo que usted desea porque no lo ha comprendido. Si se le dice que permanezca sentado ante una mesa hasta que se haya terminado de comer, quizá quiera levantarse en cuanto haya terminado su plato. N o había comprendido que usted se refería a cuando todos terminaran de comer. No la ha desobedecido, sino que simplemente no la había comprendido. A veces no hará lo que usted desea porque se dispone a fastidiarla. Siente ganas de demostrarle su independencia. Se siente revoltoso. Si le dice que no toque su libro nuevo, eso será lo primero que hará. De entre todos los ejemplos expuestos, éste y sólo éste es verdadera desobediencia. Se trata de un intento deliberado de provocarla y el éxito que tenga dependerá probablemente del daño que haya causado. Si ha arrancado la cubierta, se sentirá usted furiosa con él. Eso es una realidad. Él mismo se sentiría enfadado si usted hubiera estropeado algo suyo; su acción ha provocado una reacción humana universal. Pero el triste daño causado es lo que merece el regaño, no la «desobediencia». Si no ha causado verdadero daño es mejor quitarle importancia al asunto y negarse a ponese a la altura de la provocación: «¿Te he dicho yo que hagas precisamente lo único quete había pedido que no hicieras? Debes tener ganas de hacer tonterias”¿Dónde está la discusión que él andaba buscando? Los niños viven en un mundo dificil de controlar, y en el que a menudo se les acusa de causar una u otra clase de daño. Negar una cosa mal hecha, por tanto, es la clase de mentira que les suele causar problemas. Su hijo rompe por error la muñeca de su hermana. Enfrentado al hecho, lo niega. Probablemente se enfada más con él por haber mentido que por el estropicio. Si cree usted que el niño debe confesar cuando haya hecho algo mal, facilítele las cosas: «Esta muñeca está rota. Me pregunto qué habrá ocurrido. De ese modo, es más probable que diga: «Yo la he roto. Lo siento», que si le dice: «Has roto esta muñeca, ¿verdad, chico malo y descuidado?». Si el niño admite algo, ya sea porque usted lo obliga a ello o por iniciativa propia, procure no abrumarlo con expresiones de enfado o con castigos. La situación no acabará bien si pretende usted conseguir las dos cosas. Si desea que le diga cuándo ha hecho algo mal, no puede enfurecerse con él. Si se pone furiosa, él sería un estúpido si se lo dijera la próxima vez, ¿verdad? A veces contar cuentos también causa problemas a algunos niños. Los que están en la edad preescolar no suelen saber diferenciar la realidad de la fantasía, o lo que desearían que hubiese ocurrido de lo que realmente ocurrió. Aceptan felices los cuentos sobre el conejo de Pascua, al mismo tiempo que tienen un conejo de peluche propio y nada mágico; no ven que haya contradicción alguna entre ambos. Si está dispuesta a leerle cuentos de hadas y ayudarle a disfrutar de los Reyes Magos, no es razonable regañarle por mentir cuando llegue de un paseo contando una complicada historia sobre cómo se ha encontrado con un león y le ha sacado una astilla de la pata. Disfrute con la historia. Esa clase de fantasías no son mentiras en el sentido moral del término. A veces los padres se preocupan porque sus hijos no parecen tener consideración alguna por la verdad. Quizá les oigan hablar del inexistente vestido nuevo de mamá, o anunciar que se sintieron muy malla noche anterior cuando no fue así, o decirle a un amigo que salieron para ir a una cafetería cuando no lo hicieron. Hay muchas razones que explican esta clase de conversación casual e inexacta, pero una muy importante es que los propios niños oyen decir esas cosas a sus padres. Los adultos mienten por tacto, amabilidad o deseo de no herir los sentimientos de otras personas, o para ahorrar tiempo. El niño los escucha. La oye a usted mostrarse de acuerdo con la vecina y lamentarse del mucho calor, cuando poco antes le ha dicho lo mucho que le agrada el calor. Si no le explica las razones de estas pequeñas mentiras inocentes, no cabe esperar que comprenda por qué él no puede exagerar o falsear nunca las cosas y usted sí. Si el niño cuenta muchas historias inventadas y añade muchos detalles ficticios a lo que cuenta de la vida cotidiana, hasta el punto de que no puede usted estar segura de qué es verdad y qué no, ha llegado el momento de aclararle por qué importa la verdad. No caiga de nuevo en el error de decirle que contar mentiras es «malo». En lugar de eso, cuéntele la historia del pastor que gritaba: «¡Que viene el lobo!». Es un buen cuento y disfrutará oyéndolo. Indíquele que al no saber si lo que él le cuenta es cierto o no, tal vez no sepa cuándo le ha ocurrido algo realmente importante, o cuándo se ha sentido realmente enfermo. Lleve toda la conversación de modo que él tenga la sensación de que lo único que le importa a usted es que diga la verdad porque se preocupa por él y porque quiere estar segurá de que cui da apropiadamente de sí mismo, de que se trata más bien de una cuestión de exactitud de la comunicación, antes que de «ser bueno».



Penelope Leach nació en Londres en 1937. Se graduó de Newnham College , Cambridge con honores en 1959. Después de Cambridge, asistió a la London School of Economics , donde recibió su doctorado en psicología y ha dictado conferencias sobre el desarrollo infantil. Sus puestos de investigación han incluido un año en el Ministerio del Interior Unidad de Investigación de estudiar la delincuencia juvenil y seis años en el Centro de Investigación Médica Unidad de Investigación del Desarrollo. Leach es un miembro de la Sociedad Psicológica Británica .

Algo más sobre ella:
http://www.aceprensa.com/articulos/1995/jul/12/penelope-leach-pide-dar-prioridad-al-inter-s-de-lo/

Publicaciones de Penelope Leach:
http://dialnet.unirioja.es/servlet/extaut?codigo=1675556

 
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sábado, 15 de diciembre de 2012

La ovulación humana y el ciclo menstrual

Aquí os muestro las primeras e impresionantes imágenes obtenidas de la ovulación de la mujer (hasta ahora tan sólo se habían conseguido de animales), que se han publicado en la revista Nex Scientist. Se tomaron por casualidad, durante una histerectomía que le realizaba el médico belga Jacques Donnez a una paciente de 45 años de edad, soprendido por la oportuna ovulación de la mujer.


(Click sobre la imagen para ampliarla)

Estas imágenes han sido posibles porque el óvulo de la mujer es la célula más voluminosa del cuerpo humano, midiendo 0.14mm y por tanto visible al ojo humano. Con estas imágenes se constata que la ovulación no tiene lugar de forma explosiva como se creía, sino que es un proceso que dura alrededor de 15 minutos.

"Poco antes de que el huevo sea liberado, las enzimas descomponen el tejido en el folículo maduro, un saco lleno de líquido en la superficie del ovario que contiene el huevo.  Esto induce a la formación de una protuberancia de color rojizo, y después de un rato aparece un agujero, del que emerge el óvulo rodeado de células de apoyo.  A continuación, entra en una trompa de Falopio, que lleva al útero."


Buscando por la red, he encontrado también este interesante vídeo, que explica las diferentes etapas del ciclo menstrual y la ovulación con imágenes muy interesantes:



Además, en el programa de TV2 'LA NOCHE TEMÁTICA' emitido en enero-13, dieron datos curiosísimos sobre las diferencias físicas y hormonales que sufrimos las mujeres a lo largo del ciclo menstrual, destacando una mejor piel durante la ovulación, una líbido más activa, cambio de olor, mejor aceptación del olor corporal masculino, cambio en el timbre de la voz, entre otras. Si os interesa, es el documental 'La ciencia del sex appeal'.

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LA LUNA ROJA, de Miranda Gray  (Más info)
"El tesoro de Lilith", un cuento (para niñas) sobre la sexualidad, el placer y el ciclo menstrual.
"Café Ovario", un cuento (para niños) para responder a la pregunta: "¿De dónde vienen los niños?"


 
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viernes, 14 de diciembre de 2012

Pronación dolorosa del brazo

Es una lesión leve del brazo que duele muchísimo y muy habitual en niños de 1 a 4 años, asi que os copio desde la AEPED un artículo donde explica muy bien qué es y cómo se produce, para que si le pasa a vuestr@s peques sepais reconocerlo y no os asusteis mas de la cuenta...


¿Qué es?
La pronación dolorosa o subluxación de la cabeza del radio es una lesión leve, aunque aparatosa, producida por un tipo especial de torcedura brusca del codo, frecuente en los niños preescolares. Tanto es así que también se conoce como “codo de niñera”. Lo más habitual es que el niño (de entre 1 y 4 años), sin golpe previo aparente, deje de mover el brazo y lo coloque pegado al cuerpo. A veces, porque le duele, se lo sujeta con la otra mano. Si se le toca ese brazo, se queja y llora. Como es posible que no sepa localizar el dolor, a menudo parece que el problema se encuentra en el hombro o en la muñeca.

A pesar de que es una lesión leve, los padres o la persona que cuida al niño tienen la sensación de que puede tener algún hueso roto.


¿Cómo se produce?
Aunque hemos dicho que la lesión se produce sin traumatismo previo, suele ocurrir cuando el niño no quiere caminar y su acompañante tira de la mano o bien cuando, caminando normalmente y llevado de la mano, el niño tropieza y para sujetarle tiramos de su brazo para evitar que se caiga. Con este mecanismo, un ligamento con forma de rodete que se encuentra alrededor de uno de los huesos que forman el codo, en este caso el radio, se desplaza y en vez de rodear el extremo de este hueso queda atrapado entre dos, con lo cual queda bloqueada la articulación, el codo no puede extenderse del todo, el antebrazo no se puede girar y duele. Al ser una lesión en la que no hay afectación del hueso, no es necesario hacer radiografías para diagnosticarlo, porque no hay ninguna fractura. La única complicación posible es su tendencia a repetirse.

Si tuviéramos que buscarle un símil, y salvando las diferencia, sería algo parecido a lo que ocurre cuando paseamos en bicicleta y se sale la cadena. No hay nada roto, sólo está fuera de su lugar, pero no funciona. En el caso del codo es algo peor porque duele.


¿Cómo se trata?
Ya hemos dicho que es una lesión leve, pero para su curación requiere una maniobra que coloque el ligamento en su lugar, es lo que se llama reducción. Es más difícil de explicar que de realizar. Para desbloquear el antebrazo deberemos invertir el mecanismo de producción de la lesión: se tira con suavidad del antebrazo, cogido por la muñeca y colocando el pulgar de la otra mano sobre la cara anterior de la cabeza del radio (para localizarla podemos situar nuestro pulgar sobre la uña del pulgar del niño y, siguiendo éste, mover nuestro dedo por el borde del antebrazo hasta llegar a la zona de flexión del codo); se va girando lentamente el antebrazo de modo que el pulgar del niño se vaya alejando de su cuerpo, a la vez que flexionamos el codo. El desbloqueo tiene lugar cuando notamos un resalte o clic en el lugar donde tenemos colocado el dedo pulgar. El niño recupera de inmediato la movilidad y si la lesión era reciente, deja de doler y el niño de llorar.

Siguiendo con el símil de la bicicleta, situar la cadena en su lugar es relativamente sencillo y nada más colocarla adecuadamente podemos seguir paseando. Además, para realizar ambas maniobras se requiere algún conocimiento, cierta habilidad y es casi imprescindible algo de experiencia. Por eso, aunque esto es todo lo que hay que hacer, conviene que alguien experimentado haga el diagnostico adecuado y realice la maniobra de reducción. Habitualmente los pediatras y otros profesionales sanitarios que atienden niños con urgencias hemos "reducido" más de una pronación dolorosa.

No es necesario hacer ningún tipo de inmovilización si es el primer episodio y el tratamiento no se retarda. Sin embargo, puede estar indicada si el tratamiento se retrasa más de 12 horas o si no se consigue el desbloqueo -como se observa cuando en la maniobra realizada se nota el clic, pero el niño continúa sin utilizar el antebrazo-. En los casos de pronación dolorosa de repetición se puede requerir una inmovilización (férula) durante 2 ó 3 semanas, sobre todo si el niño tiene los ligamentos de las articulaciones muy elásticos (hiperlaxitud ligamentosa).

Desde: http://www.aepap.org/familia/pronacion.htm

 
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viernes, 7 de diciembre de 2012

Derechos del niño hospitalizado



La convención sobre los Derechos del niño, adoptada por la Asamblea General de la Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York el 20 de noviembre de 1989, fue incorporada a la Constitución Nacional, y constituye un logro de trascendental importancia para los niños y adolescentes de nuestro país. La Ley 23.849 promulgada el 16 de octubre de 1990, consta de cincuenta y cuatro artículos, en los que también se incluyen los derechos del niño enfermo.

En muchos lugares hablan de ellos, en los hospitales estan colgados, pero ¿se respetan? Aquí os dejo algunos, reflexionad sobre ellos:

Tenemos derecho a ser informados y consultados antes de cualquier actuación, por mínima que sea, que afecte a nuestros hijos.
Tenemos derecho a que nos sea ofrecida una alternativa a dicha intervención o medicación en caso de que la ofrecida no nos convenza. (La Ley 41/2002, básica reguladora de la Autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica)
Tenemos derecho, y debemos, a negarnos a cualquier cosa que no nos parezca bien y no por ello se nos dará el alta hospitalaria ni se nos ofrecerá un trato peor.

«Todos los niños tienen derecho a estar acompañados de sus padres o de la persona que los sustituya el máximo de tiempo posible durante su permanencia en el hospital no como espectadores pasivos, sino como elementos activos de la vida hospitalaria». (Y esto incluye no tener que salir de la sala y dejarlos solos ante una simple extracción de sangre, además por supuesto de casi todas las pruebas médicas que no indiquen una clara y objetiva imposibilidad de acompañamiento).

Los niños tienen derecho a que se les trate con amabilidad, a que se les dedique el tiempo necesario y a que se les explique, en palabras adecuadas a su edad, todo lo que se les va a hacer. Incluso si son bebés son seres inteligentes que sienten y sufren todo lo que les está pasando y merecen una explicación. Sí, siempre.
Tienen derecho a ser amamantados sin restricciones (recordemos que el pecho, además de alimento, es consuelo). Si, tambien antes, durante y después de las vacunas.

MÁS INFO:
http://www.elpartoesnuestro.es/index.php?option=com_content&task=view&id=506&Itemid=103
http://www.xtec.es/hospital_education/edretsinfants.htm
http://www.juntadeandalucia.es/salud/export/sites/csalud/galerias/documentos/c_2_c_11_derechos_ninos_hospitalizados/carta_europea_ninos_hospitalizados.pdf
http://www.elblogalternativo.com/2009/05/16/derechos-del-nino-hospitalizado/

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 Nota: Éste es un blog informativo, no un blog médico, por lo que las respuestas recibidas han de ser consideradas opiniones.