viernes, 30 de mayo de 2014

Estreptococo positivo EGb (y parto en casa)


El estreptococo de grupo B (EGb) es un tipo de bacteria que se encuentra normalmente en el intestino delgado de los humanos, donde suele ser destruido por la bilis. Esta bacteria no suele causar problema alguno si se mantiene controlada, pero en ocasiones crece y altera el delicado equilibrio de nuestra flora bacteriana y se extendiende a la vagina y el recto en un 10-30% de las mujeres embarazadas. Una mujer con EGb positivo puede transmitir la bacteria a su bebé contagiándolo a través del canal del parto. Aunque no suele ocurrir nada en los bebés que han sido infectados por sus madres por EGb, existe un riesgo de sepsis neonatal, pneumonía y meningitis. Más del 90% de los bebés que contraen infecciones tempranas por EGb, muestran los síntomas en las primeras 24 horas de vida. Como forma de control, se ha de vigilar que el bebé tenga buen color, que mame bien y que no le suba la temperatura. 
Los signos/síntomas de infección pueden ser:
- Comer deficientemente o vomitar
- Ritmo cardíaco acelerado o lento y dificultad para respirar
- Fiebre, hipotermia o convulsiones 
- Inquietud, somnolencia o dificultad para despertarse
- Sensibilidad a las luces brillantes
- Fontanela tensa o sobresaliente

El EGb fue catalogado como causa de infección neonatal grave hace sólo 35 años. En 1996, los Centros para el Control de Enfermedades crearon sus primeros protocolos de actuación para reducir la tasa de infección por EGb en los recién nacidos, pero en 2002 esos protocolos se tuvieron que modificar porque más de la mitad estaban equivocados. Mientras se investiga una vacuna que funcione, los actuales protocolos de actuación, enfocados en evitar la aparición temprana de esta infección (durante la primera semana de vida), dejan en evidencia su dudosa capacidad para evitar la infección neonatal.

Protocolo de actuación actual frente al EGb
Para detectar esta bacteria, se realiza un control entre las semanas 35 a 37 de gestación con una muestra del flujo vaginal y rectal (exudado) de la madre, y si el resultado es positivo, se inicia terapia antibiótica intravenosa cada 4-6 horas en el momento de iniciarse el parto (contracciones regulares y más de 3cm de dilatación), para que cuando el bebé nazca, tenga altos niveles de antibiótico en sangre (el EGb no se elimina) con el que combatir una posible infección por EGb.
No obstante, existe controversia al respecto de la efectividad de los resultados de esta terapia.  
Cochrane publicó una revisión donde afirma que no existen pruebas concluyentes como para respaldar la administración protocolaria de antibióticos para prevenir la sepsis neonatal.

Además, se ha observado que aunque disminuye el riesgo de contagio por EGb, aumenta el riesgo de que el bebé contraiga otras infecciones tardías más graves y resistentes (que han aumentado en los útimos años) como Escherichia Coli y que la administración de la terapia antibiótica intraparto puede tener efectos nocivos, tales como reacciones alérgicas maternas graves, aumento de microorganismos resistentes a los medicamentos, exposición de los recién nacidos a las bacterias resistentes, y tras el nacimiento, mayor exposición a las infecciones por hongos maternos y neonatales.

De hecho, y mientras diferentes organismos internacionales y españoles llegan a un consenso sobre la conveniencia o no de administrar la terapia antibiótica de forma protocolaria a todas las mujeres con EGb+, sí se han puesto de acuerdo en que las recomendaciones de terapia antibiótica intraparto solo son válidas para la prevención de la infección neonatal precoz por EGb, y no son efectivas frente a la infección neonatal tardía por EGb.

Se ha estudiado también (y se aplica en algunos lugares) la opción de administrar una dosis intramuscular antibiótica a los recién nacidos a los que no se les ha aplicado el protocolo habitual de terapia antibiótica intraparto y mantenerlos en posterior observación, pero de nuevo los estudios no son concluyentes, por lo que no se aconseja su administración y además no hemos de olvidar que mantener al bebé en observación significa separarlo de su madre, con el estrés y perjuicio que conlleva para ambos.

Por otro lado, el empleo de antibióticos durante el parto destruye las 'buenas' bacterias de la madre. Y si recordamos que la leche materna es rica en bacterias 'buenas', estamos ante un riesgo inminente de mastitis infecciosas [1, 2] causadas por ese antibiótico administrado intraparto. (El uso de Lactobacillus fermentum o Lactobacillus salivarius, parecen ser una alternativa eficaz a la utilización de antibióticos comúnmente prescritos para el tratamiento de la mastitis infecciosa durante la lactancia.) [1]
"En la glándula mamaria y en la leche normal de madre sana hay muchas bacterias que forman parte de la inmunidad de la leche. Estas bacterias conviven en armonía. La penicilina destruye esa armonía matando a las bacterias no resistentes que mantienen a raya a las resistentes que pueden causar mastitis como estreptococos y estafilococos." [Inma Marcos, Fuente]
Obviamente, la terapia preventiva antibiótica administrada durante el embarazo por vía oral no sólo no previene en absoluto la infección neonatal por EGb, sino que además contribuye a aumentar la resistencia al antibiótico.


Este cultivo no se realiza de forma rutinaria en todos los países, en algunos únicamente se recomienda profilaxis antibiótica selectiva solo para los casos de riesgo:
- Parto antes de las 37 semanas
- Bolsa rota de más de 18 horas (principal problema en este caso, los tactos vaginales)
- Fiebre intraparto (+38ºC)
- Hij@/s previ@/s infectados por EGb
- Madre con cultivo durante la gestación positivo

El resultado crea muchos falsos positivos y negativos (el estreptococo puede haber dado negativo y estar presente en el momento de parto y viceversa) y su resultado es válido únicamente durante dos semanas, porque el EGb va y viene, dependiendo de las condiciones microbiológicas, de la disponibilidad de nutrientes y de la competencia que el EGb encuentre con otras familias bacterianas.

También se han realizado durante bastante tiempo baños con clorhexidina en el momento del parto como alternativa al antibiótico, pero aunque reduce la colonización vaginal, no reduce el número de infecciones neonatales y además no es inocua: tiene efectos secundarios conocidos como daño en la cornea, taquicardias, falta de aliento, eccema en la piel y anafilaxia en aplicaciones tópicas. En uso preventivo preparto tampoco son eficaces las duchas vaginales con clorhexidina, ya que no abordan la recolonización vaginal por medio de la flora intestinal, ni el estado de ésta. Además, para que las duchas fuesen efectivas deberían realizarse cada 24/48 horas y algo así podría alterar seriamente la flora vaginal.

Posibles factores para dar positivo en EGb
a) Mala dieta, escasez de frutas, verduras y alimentos integrales y exceso de azúcares y carbohidratos refinados nos llevan a floras intestinales y vaginales deficitarias. La dieta alta en azúcar promueve el crecimiento de las bacterias 'malas' como el EGb, y la dieta pobre en nutrientes no proporciona apoyo suficiente para el crecimiento de la flora beneficiosa que lo combate. Además, los estudios han demostrado que el 50% de las mujeres con EGb, también tienen candidiasis vaginal.
Por tanto, quizá lo primero que se puede hacer es cambiar esas costumbres poco saludables, aunque idealmente deberíamos modificarlas de forma permanente. Es decir, más fruta y verdura y cereales integrales, alimentos fermentados y quesos naturales. Nos olvidamos de panes de molde industriales, arroz y pan blanco, bolleria y azúcar, sustituyendo carbohidratos buenos por malos y arroz y trigo blancos por integrales. Añadimos yoghurt a nuestra dieta habitual e, incluso, algunas matronas lo recomiendan como lubricante vaginal para poderlo aplicar directamente en la vagina mediante el pene en las relaciones sexuales.
 
b) La resistencia que hemos adquirido por el uso y abuso de los antibióticos puede ser otra posible causa.
Cuanto más usamos los antibióticos, más rápido se desarrollan las nuevas cepas. El hecho de que se administre antibiótico de forma rutinaria a todas las mujeres con EGb positivo, indica que se le está administrando a 1 de cada 4 parturientas y esto no se puede justificar con la excusa de la prevención, puesto que estamos haciendo que los gérmenes de la población se hagan resistentes al uso de antibióticos que luego no son eficaces para tratar otros gérmenes más peligrosos.

Cómo combatir el EGb
Para reducir las posibilidades de contraer EGb se pueden adquirir algunos hábitos saludables como limpiar de adelante hacia atrás en el baño, utilizar ropa interior de algodón, eliminar salva slips, comer yoghurt con fermentos lácticos vivos (o kéfir, idealmente caseros), modificar la dieta diaria según las indicaciones anteriores (a) y tener en consideración la posibilidad de contaminación cruzada durante las relaciones sexuales y la penetración vaginal-anal.

Como alternativas naturales se proponen varias opciones en la documentación encontrada, pero ninguna efectiva y además pueden resultar contraproducentes, como ponerse un ajo en la vagina durante tres noches (que aunque es cierto su poder antibacteriano, también puede irritar la mucosa vaginal seriamente y además no protege al bebé aunque aparentemente haga desaparecer la bacteria).
Las matronas han utilizado algunos recursos naturales durante años, entre los que se incluyen el uso de probióticos combinados con una gran variedad de hierbas que matan bacterias patógenas vaginales y/o estimulan el sistema inmunológico, como lavados con tomillo y cola de caballo o aplicacines vaginales de aceite de orégano, aceite de árbol de té, astrágalo, equinacea o vitamina C. Estas aplicaciones se hacen mediante tampones o algodones, en diluciones con aceite de oliva para evitar irritaciones, pero no están apoyadas por ningún estudio científico.

De todos los remedios encontrados, personalmente me quedo con lo que parece ser más prometedor; la corrección del ph vaginal/intestinal mediante la mejora de la dieta y el uso de probióticos y lactobacilos (secretan ácido y peróxido de hidrógeno, ambos tóxicos para las bacterias patógenas) como impulsores del sistema inmunológico:
"Mientras que las hierbas pueden ayudar a hacer retroceder las bacterias patógenas a las que se les ha permitido prosperar debido a nuestras elecciones de estilo de vida de salud limitada, son los probióticos los que crearán un ambiente vaginal duradero, sano, y proactivo, hostil al EGb. De hecho, la terapia probiótica se está estudiando actualmente como una alternativa a la IAP del EGb y los resultados hasta ahora son prometedores."
Midwifery Today, Spring 2014 (Traducción no profesional ajena a Midwifery Today)
En un estudio de 2005 en Turquía, se estudiaron los efectos inhibidores in vitro de 51 lactobacilos (50 de ellos purificados a partir de frotis vaginales y uno de ellos comercial) en cinco EGb. Diez de estas cepas (el 20%) expresaron efectos inhibitorios pronunciados en el crecimiento de EGb. Siete (70 %) de las cepas inhibitorias eran Lactobacillus rhamnosus. Las cepas inhibidoras tenían la producción de ácido superiores a las no inhibidoras. Los autores del estudio expresaron su esperanza de que la administración de ciertos lactobacilos como probióticos a través de un régimen apropiado pudiera ser una alternativa segura, fisiológica y económica para la prevención de las infecciones neonatales por EGb . 
Un estudio realizado en 2006 en Argentina encontró que dos cepas de lactobacilos (Lactobacillus rhamnosus y Lactobacillus fermentum L60 L23), inhiben la unión de EGb a células vaginales epiteliales por exclusión y competencia. Los autores llegaron a la conclusión de que los resultados indican que estas cepas Lactobacillus pueden tener potencial probiótico para el control de EGb en mujeres y en consecuencia pueden prevenir las infecciones de EGb en los recién nacidos, actuando como agentes anti-infecciosos en la vagina.
En otro estudiodirigido por la Dra. M. Cristina Verdenelli de la Universidad de Camerino en Italia, se comprobó también que las cepas Lactobacillus rhamnosus IMC 501 y Lactobacillus paracasei 502 IMC son también efectivas contra la cándida vaginal.
Por otra parte, el equipo de Juan Miguel Rodríguez, coordinador de una investigación realizada en la Complutense de Madrid, concluye que las cepas de Lactobacillus fermentum (reduce la concentración bacteriana de Staphylococcus en la flora mamaria reequilibrándola) y L. salivarius, son eficaces para tratar las mastitis humanas. Detalla la información en su libro "Mastitis, el lado oscuro de la lactancia".

En el mercado, podemos encontrar la cepa de Lactobacillus rhamnosus en los probióticos comerciales "Aquilea Intimus" o "Pearls IC Fórmula Intensiva" y las dos cepas juntas (rhamnosus y fermentum) en "Ergyphilus Niños" de Nutergia. En cualquier caso, es la primera la que contiene mayor cantidad de Lactobacillus rhamnosus, con eficacia vaginal reconocida en diferentes estudios (10.000 millones de ufc* frente a 1.000 millones de ufc*). También podemos encontrar la bacteria rhamnosus en el nombre comercial Nutergia Ergyphilus Plus, a razón de 6000 millones ufc* por cápsula y la cepa fermentum en Lactanza Hereditum (10000 millones ufc*) o Lacteol Fort (dos presentaciones; 5000 millones y 10000 millones ufc*)
 


En este artículo escrito por Inma Marcos, comadrona, se ofrece una revisión de muchas de las prácticas realizadas y sus estudios y posteriores revisiones, con la conclusión de que con el Estreptococo positivo lo que hay que hacer es NADA. Cuanto menos se menea y toquetea y más tranquila se deja a la flora vaginal, mejor. 

En el parto, es preferible evitar todo tipo de tactos vaginales en mujeres con EGb positivo (especialmente cuando la bolsa ya está rota), monitorización interna fetal o amniotomía (aunque es preferible que estas prácticas se eviten siempre). 
Muy importante dejar que el bebé se colonice de la bacterias maternas en primer lugar y no de las hospitalarias, fomentando el contacto piel con piel inmediato [1, 2, 3, 4] entre la madre y el bebé. Esto además asegura el bienestar del bebé, otro factor importante puesto que el estrés del recién nacido es uno de los principales inhibidores de su sistema inmunológico. 
Asegurarse de que el recién nacido tome el calostro, fuente concentrada de defensas maternas; no eliminar el vérnix caseoso, ya que contiene péptidos y proteínas antimicrobianos y promover la lactancia materna, ya que protege de la sepsis neonatal.  

Así, un ambiente como el que se produce en un parto en casa sin intervenciones, favoreciendo todo el proceso y sin bacterias externas hospitalarias, es el ideal para que el EGb no de problemas. 

*Unidades Formadoras de Colonias

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- En caso de estreptococo positivo, ¡que no os separen!
- El nacimiento en el agua y el Estreptococo B (Crianza Natural, Midwifery Today).
“Group B Streptococcus (GBS)”, Midwifery Today  (Agosto 2013) 
Group B Strep and Home Birth, Homebirth.org
- Reducing GBS Colonization with Alternative Treatments
- Midwifery Today, "Group B Strep: A Holistic Approach, by Laura Donelly. April 2014"
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- Mastitis durante la lactancia: puesta al día
- Revisión actual de los probióticos en la oficina de farmacia, pdf

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3 comentarios:

Unknown dijo...

En alemania el test es voluntario y solo se coge una muestra vaginal. Al ser el resultado positivo la mujer cuenta como positiva y se aplica una terapia intrapartal de antibioticos. Hay laboratorios que estan especializados en reconocer el estatus de la flora vaginal de una mujer y añadir un aromatograma para cualquier tipo de bacteria u hongo que me permite tratar a la mujer con ovulos vaginales explecitamente hechos a sus necesidades.

Stella dijo...

A mi este tema me estuvo rumiando todo mi segundo embarazo, el cual deseaba que se pudiese dar en casa, pero tenia el antecedente del primero con Estreptococo + (el primero fue en el hospital, con el protocolo del antibiotico intravenoso), que aunque mi primer bebé no se contagió pero no quería volver a repetir procedimiento hospitalario, el cual tuvo otras consecuencias no agradables para el desarrollo del parto y para mi bebé.
En mi segundo embarazo, me hicieron por un lado el test, y salió positivo. Como por otro lado me lo iban a hacer como unos 20 días después, y ya muy cerca de la fecha de parto, decidí hacer lo del ajo, pero NO 3 noches, sino unas dos semanas (solo por las noches). Y wualá, en el segundo test, el estreptococo EGB salió NEGATIVO, ¿casualidad?, no lo sé. A las dos semanas dí a luz en casa y ningún rastro del estreptococo en mi bebé. Fue mi decisión. Sé muchos no lo compartirán. Pero quería dejar constancia de mi experiencia.

Unknown dijo...

Pues en mi caso, mi resultado fué negativo en la semana 37 del embarazo. Me puse de parto en la semana 39 y mi bebé se infecctó por Estreptococo Agalactiae, haciendo una infección tardía (fiebre a los 17 días de nacido), lo que terminó en una osteomiellitis del hímero izquierdo, con artristis infecciosa de la articulación del hombro... Quirófano con 22 días de vida, anestesia general, un susto de muerte vamos. Digo susto porque la suerte estuvo de la nuestro lado, palabras de sus médicos, hemos tenido mucha suerte, mi hijo no ha sufrido secuelas de ningún tipo y superó sin problemas el tratamiento antibiótico que debe soportar un recién nacido, a prueba de bombas. Un mes de ingreso en el hospital, una experiencia para no recordar.
Ahora estoy embarazada de nuevo y aunque quiero ser optimista y pensar que cada parto es un mundo, estoy bastante asustada sobre que pasará, como irá mi parto y si mi nuevo hijo se volverá a infectar...

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