Muchas mamás nos hemos sumado a la 'corriente' del BLW (Baby Led Weaning, algo así como "alimentación autorregulada") a la hora de iniciar la alimentación complementaria de nuestros bebés, movidas a partes iguales por preferir la introducción natural de los alimentos en su propia forma y sabor, sin mezclarlos todos en papillas que 'administramos' cual medicina en lugar de dejarle comer, conocer y disfrutar de ellos, y por la evidencia científica más actual que indica que la introducción tardía o pautada de alimentos potencialmente alérgenos no disminuye su intolerancia o predisposición a alergias, sino que las propicia. (Por ejemplo, a los 4 meses cereales sin gluten, a los 6 meses con gluten y comenzar con papilla de fruta, luego de verdura con pollo, el huevo no antes del año, las legumbres tampoco, los frutos secos ni olerlos, etc).
"La AAP, ESPGHAN y La NASPGHAN concuerdan en que no hay evidencia que demuestre las ventajas de restringir los alimentos con potencial alergénico dentro de ellos el trigo, como un mecanismo de prevención de la alergia."
Fuente: Anales de pediatría
Por mencionar, ya que estoy, sus cuatro características básicas como método alternativo a las papillas, se podría decir que el BLW basa su principio en que "igual que para aprender a caminar hay que caminar, para aprender a comer hay que comer alimentos al natural". Si es inevitable que aprendiendo a caminar se caigan, lo es que para aprender a comer alguna vez se atraganten, -algo que gestionan estupendamente y no tiene nada que ver con ahogarse -. (Aun así, si ese miedo te supera, siempre puedes hacer un curso de primeros auxilios para bebés con la Cruz Roja, por ejemplo).
Al principio apenas ingerirán nada, experimentar forma parte de su alimentación y desarrollo, la leche seguirá siendo su principal alimento hasta los 2 años y la Alimentación Complementaria será eso, complementaria a la leche.
Entre las mamás que practicamos este método, a menudo hablamos de Baby Led WARRING (avisadas quedáis), y es que ¡a veces se lían unas con la comida...! Pero verlos comer así de bien tan pequeñitos, de verdad, no tiene precio. Vale la pena tener que fregar cada día el suelo de la cocina/comedor tres veces (¡o tener perro!).
Este método permite la introducción, PAUSADA, de todos los grupos de alimentos, desde que se cumplen cuatro requisitos básicos:
- Tener más de seis meses, puesto que hasta ese momento todas las recomendaciones académicas y evidencia científica indican lactancia materna exclusiva al 100%, y en caso de darle leche artificial, lo mismo. Sin zumos, sin infusiones, sin agua, sin fruta, cereales o verduras. Sólo leche.
- Haber perdido el reflejo de extrusión, que suele desaparecer entre el 4º y 6º mes aproximadamente (que no escupan todo lo que les entra en la boca)
- Que se muestren interesados por la comida que comemos los adultos
- Que se mantengan sentados sólos y sin ayuda, para ser capaces de incorporarse en caso de ser necesario.
"El Hospital de Niños Royal Melbourne identifica las palomitas de maíz como un peligro de asfixia para los niños pequeños, junto con las nueces, zanahorias crudas y otras verduras duras, trozos de manzana, chips de maíz, caramelos y uvas.
"Recuerde que los niños pequeños menores de tres años no pueden masticar adecuadamente porque todavía no tienen sus dientes completos, así que cualquier cosa que sea pequeña y firme es un peligro potencial".
Como únicas "prohibiciones", hemos de evitar ofrecerles (*):
- SAL, porque el sodio afecta a sus riñones inmaduros y los puede dañar.
- AZÚCAR, porque deberíamos evitarla incluso los adultos, pero acostumbrar el paladar de un bebé al dulce antes siquiera de haber podido probar los alimentos "al natural" no lo hace más que un excelente candidato para continuar con la costumbre y con ello, con todos sus riesgos asociados (no sólo la caries dental)
- LA CABEZA DE LOS MARISCOS y cuerpos de crustáceos o cangrejo, por su alto contenido en metales pesados como cadmio (unos mejillones o unas almejas no le van a hacer ningún daño)
- PESCADOS DE GRAN TAMAÑO, como el atún rojo, el pez espada, etc., por la alta acumulación de metales pesados como el mercurio.
- ANIMALES CAZADOS CON MUNICIÓN DE PLOMO (por el plomo)
- LECHE ENTERA hasta el año, por su alto contenido en proteínas (y la incapacidad del bebé de asimilarlas)
- VERDURAS DE HOJA VERDE, como acelga, lechuga, apio o espinaca por su contenido en nitratos.
- MIEL, porque las esporas que pueden contener las mieles mal envasadas pueden provocar en niños menores de un año la enfermedad de botulismo.
- ALIMENTOS PROCESADOS, precocinados y envasados, por su baja calidad nutricional y la adición de ingredientes no adecuados y conservantes, colorantes y antioxidantes artificiales.
Volviendo al tema de las alergias e intolerancias, podemos citar uno de los más potentes alérgenos: el cacahuete. Un estudio, publicado el 23 de febrero en el "New England Journal of Medicine", indica:
"Comer cacahuete en el primer año de vida protege contra el desarrollo de la alergia al cacahuete [maní] en un grupo de alto riesgo en niños. Esto es exactamente lo contrario de lo que se recomienda."Y aunque alertan que "en la administración de productos de cacahuete a los lactantes de alto riesgo, hay que hacer en consulta con un pediatra y un especialista en alergias", concluyen que la introducción temprana de este alimento conlleva una "reducción de más del 80 por ciento en la prevalencia de la alergia al cacahuete".
"Este estudio muestra claramente que la introducción temprana de cacahuete conduce a una disminución de la alergia al cacahuete".
Diferentes organizaciones (como la AEP, la AAP, UNICEF o la OMS) nos recomiendan la alimentación en exclusiva con leche materna los primeros seis meses y continuarla hasta los dos años en combinación con la alimentación complementaria, donde incluyen la "dirigida por el bebé".
Pero ahora, además, aun podemos ir más allá, porque la Agència de Salut Pública de Catalunya (ASPCAT), del Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya ha editado una guía llamada "Recomanacions per a l´alimentació en la primera infància (de 0 a 3 anys)"(Recomendaciones para la alimentación en la primera infancia -de 0 a 3 años-), que "pretende ser un instrumento útil de información y asesoramiento tanto para los profesionales de los centros de atención primaria que ofrecen consejo alimenticio como para las familias y las personas responsables de guarderías, con el objetivo de mejorar la calidad de la alimentación de los bebés y su desarrollo" y en ella no sólo menciona, sino que recomienda específicamente el blw como método de alimentación para esta etapa en detrimento de las papillas. Recuerda también la recomendación de ofrecer lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses y continuarla hasta los dos años o más, añadiendo la alimentación complementaria. Especifica que ésta (AC) ha de iniciarse a los seis meses y nunca antes de los cuatro. Indica además que la incorporación de los nuevos alimentos se haga de forma progresiva, lenta y en pequeñas cantidades, dejando pasar entre 3 y 5 días de un nuevo alimento a otro para descartar intolerancias.
Confirma que:
"Según la evidencia científica actual, no hay una edad o momento determinado en que sea mejor incorporar alimentos con gluten. Se puede ofrecer, como el resto de alimentos, a partir de los seis meses"
Y específicamente sobre el BLW, desaconsejando los triturados, nos dice:
"Es aconsejable incorporar preparaciones diferentes de los triturados. Ofrecer los alimentos enteros (o en trocitos, según el tipo de alimento) permite que el bebé pueda comer de forma autónoma y disfrute de los diferentes gustos, texturas, olores y colores de los alimentos (esta práctica se denomina alimentación dirigida por el bebé, alimentación con sólidos o, en inglés, baby-led weaning)".
Dicho ésto, si vuestra enfermera/pediatra es un troll del neolítico que os da hojas con pautas alimenticias donde os indica, mes a mes, qué alimentos pueden darse y cuáles están absolutamente prohibidos, además de indicaros que paseis por el turmix todo lo que deba ir a la boca de vuestro retoño, podéis llevarle esta estupenda guía editada por la ASPCAT o cualquiera de los estudios enlazados (y otros que podéis encontrar en libros como "Se me hace bola", de Julio Basulto o "El niño ya come solo", de G.Rapley y T. Murkett -las "biblias" del BLW-), como regalo para que se de el gustazo de actualizarse, que falta le hace.
La cuestión es que, aprovechando que llega un bebé a casa y hemos de mejorar nuestra alimentación (por aquello de dar ejemplo y fomentar hábitos saludables), o bien porque va a comer lo mismo que nosotros y hemos de adaptarnos un poquito en el menú familiar, muchas también nos liamos la manta a la cabeza y nos compramos panificadoras, hacemos el pan en casa, desterramos los azúcares cual demonio al infierno, reducimos la proteína animal y nos pasamos a los productos eco, si no lo habíamos hecho ya, por aquello de evitarle pesticidas y otras lindeces al organismo de nuestro retoño, que ya sabemos que es especialmente sensible durante los tres primeros años de vida. En esta "fiebre de salud alimenticia" que nos entra, basándonos en aquello de que "somos lo que comemos", muchas veces nos decantamos también por la fibra, especialmente a la hora de escoger la pasta, las harinas con las que cocinamos o los cereales que le damos a nuestro pequeño, en su versión integral, por ser más saludable que las refinadas. Bien, pues sobre la fibra quería yo hablaros:
Los cereales son fundamentales en la alimentación infantil y la base de su nutrición (después de la lactancia materna hasta los dos años). La fibra es necesaria y saludable: es un carbohidrato que no se puede digerir (prácticamente sale como entra), presente casi exclusivamente en los alimentos vegetales y actúa como "agente de limpieza" de nuestro organismo. Normaliza el tránsito intestinal, ayuda a controlar los niveles de glucosa en sangre, previene enfermedades cardíacas y ayuda a perder peso por su sensación de saciedad, entre otros muchos beneficios.
Los alimentos integrales (harinas, pasta y otros cereales) contienen fitatos, que en el sistema digestivo inmaduro de los bebés pueden impedir la absorción de minerales como hierro o calcio. Son más saludables los cereales integrales que los refinados, pero ojo si el bebé tiene anemia o si nos ha dado por comprarlo TODO integral.
"Es necesario destacar que la adición de sólidos u otros alimentos a la dieta del lactante al pecho produce un quiebre en el equilibrio descrito, por la interferencia de fitatos (verduras), lactatos y xantinas (té) en la absorción de hierro" Desde "Manual de pediatría (Pontificia Universidad Católica de Chile)
"La ingesta ideal de fibra en la edad pediátrica no ha sido aún definida. El período más controvertido es el primer año de vida, para el que la Academia Americana de Pediatría (AAP) señaló inicialmente que no había necesidad de consumo. El inicio de la alimentación complementaria implica el aporte progresivo de alimentos con fibra, por lo que posteriormente la AAP recomendó una cifra de 5 g/día durante el período de destete y 0,5 g/kg/día para mayores de un año" Desde: "Revista pediatría de Atención Primaria"
"Durante el primer año de vida hay muy pocos estudios que traten sobre las necesidades de fibra para el lactante ya que, si por un lado presentan efectos beneficiosos para la salud, como su efecto sobre el vaciado gástrico y la saciedad, su efecto laxante y sus efectos positivos sobre los niveles de glucosa y colesterol en sangre, también hay que tener en cuenta otros aspectos tales como que las fibras insolubles de los cereales integrales son resistentes a la fermentación colónica y pueden ser irritantes para el intestino del lactante, o la presencia de fitatos y oxalatos que conjuntamente con las fibras interfieren en la absorción de elementos minerales tales como el calcio, hierro, magnesio, cinc, etc.
Por este motivo, la Academia Americana de Pediatría señala que no hay necesidad de añadir fibra durante el primer año de vida 36,37 y las ingestas dietéticas de referencia DRI (dietary reference intakes) de Estados Unidos no determinan cantidad alguna para este período 6. Una estrategia adecuada consiste en introducir, de forma progresiva en la dieta sólida del niño, frutas y verduras variadas, así como cereales fáciles de digerir siendo la fibra consumida equilibrada entre soluble e insoluble (25 y 75 %, respectivamente). En cualquier caso, parece prudente que las cantidades de fibra procedentes del aporte de los cereales, frutas y verduras no sobrepasen los 5 g/día hasta el año de vida, con especial atención a la calidad de la fibra, suprimiendo o limitando la celulosa y hemicelulosa que se hallan en las capas externas de los cereales o en la piel de las frutas y verduras, y controlando así mismo los niveles de oxalatos y fitatos." Desde: Anales de Pediatría AEP
El resumen es:
El BLW es el método de alimentación recomendado por diferentes profesionales/organismos sanitarios para bebés de 0 a 3 años. La recomendación sobre la pauta a la hora de introducir alimentos potencialmente alérgenos es que no haya pauta y se vayan introduciendo todos(*), poco a poco, a partir de los 6 meses. Importante: al principio apenas comerán nada, experimentar forma parte de su alimentación y desarrollo, la leche seguirá siendo su principal alimento hasta los 2 años.
Sobre la FIBRA: precaución si vas a darle pasta integral, harinas integrales y cereales integrales a tu bebé menor de un año. Más precaución si tu bebé tiene algo de anemia. Cuenta la cantidad diaria de fibra que eso implica y rebaja la cantidad (o alterna harinas/pasta/cereales) de ser necesario. Por lo demás, la fibra sigue siendo saludable e indicada en una dieta equilibrada, aunque deba ofrecerse con control en los niños menores de dos años. Siempre consulta a tu pediatra cualquier duda.
Bibliografía recomendada:
"Se me hace bola", Julio Basulto
"El niño ya come solo", G.Rapley
"Mi niño no me come", Carlos González
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